Amethyst – “Lejos de la Salvación” (Amethyst / Manicomio Discos 2020)

A los que nos gusta el Doom metal no nos sobran muchas bandas Argentinas de este estilo en nuestra lista de preferidas. Sin embargo hay unas cuantas y con calidad de sobra. Una de estas es Amethyst, formados allá por 2015, influenciados por bandas clásicas de Doom como Candlemass,  Trouble o Saint Vitus y obviamente Black Sabbath, que no creo que haga falta nombrarlos.  Contando con ya un disco en su haber, (Oráculo del tiempo editado en 2017), ahora nos traen su segundo trabajo: Lejos de la Salvación.

Como deben intuir su propuesta son los ritmos lentos, melancólicos y  pesados, pero también con momentos donde aceleran volviéndose mas rockeros y emparentándose con el heavy más clásico. La voz limpia y melódica de Paolo Rossi su vocalista los acerca más al Doom épico de Candlemass que al sonido valvular de un Saint Vitus.

El álbum comienza con una intro con notas clásicas del estilo para fusionarse con el tema que da nombre al disco, una canción algo más marchosa e ideal para empezar. Con un riff rockero y ganchero. Un temazo, de manual. Luego viene Lucifer, donde el Epic Doom más clásico y de la mejor cosecha aparece, como así las influencias de Sabbath, con un aura a Electric Funeral. Paolo Rossi se luce en la voz (como en todo el disco) y redondean un tema perfecto. 

Sendero del fuego también va por el camino de la pesadez, acelerando por momentos y amalgamándose con ritmos más densos, intrincados e hipnóticos.

Seguimos con Nocturno ser, con riffs bien cortantes y pesados, con una parte media donde la cuestión se vuelve más rockera, y la influencia de los años setenta se hace visible hacia el final del tema.

En Eterno Retorno las formulas anteriores se repiten, destacándose el solo de guitarra, dándole una gran atmosfera al tema. Lo mismo va para Hacia el Fin y El Despertar de los Dioses (con final acústico y lluvia Sabbathica), tema que cierra el disco.

La verdad es que el grupo navega por la aguas del Doom con profesionalismo y naturalidad, logrando un trabajo que nada tiene que envidiarle a muchos clásicos del estilo. Sus músicos pasaron de un extremo a otro, ya que todos provienen de bandas de Thrash o Death Metal. Ariel Martínez, su baterista, paso de los blast beat ultravertiginosos en Eternal Grave a marcar los tiempos con precisión  y sobriedad junto con el bajo de Marcelo Russo, Ex Prion y Destroy the Humans (donde también manda la velocidad, en ambas), en esta su actual agrupación. Como ya dije Paolo Rossi (un goleador tapado?) se destaca en la voz y en la guitarra, con riffs laberinticos, hipnóticos, y solos impecables.

Por el lado de la producción hay que decir que fue grabado en el estudio Nipper de la ciudad de Campana, con Bryan Troussel detrás de la consola, mezclando y masterizando. De más esta decir que el resultado a nivel sonoro es sobresaliente.

Así que ya saben, en el año de la perdición (2020), con este disco estamos lejos de la salvación. Pero no importa, así da gusto.

Paolo Rossi: Guitarra y voz, Ariel Martínez: Batería y Marcelo Russo: Bajo.