Belphegor – “The Devils” (Nuclear Blast, 2022)

Bienvenidos al Sabbat de los austríacos, a otro festín de la aberración, que vuelve a encender la llama luego de cinco años. Los demonios celebran la consunción del cristianismo, como bien lo refleja la portada sublime a cargo del multifacético artista Seth Siro Anton de Septicflesh. En esta nueva entrega han optado por dejar como encargado de las perillas a el afamado productor sueco Jens Bogren, quien tan solo en lo que va del año, se ha despachado con obras como “Modern Primitive” de Septicflesh, “Halo” de Amorphis, “Days of the Lost” de The Halo Effect, o el inminente “Netherheaven” de Revocation, entre otras cosas.

A la inversa que en el disco anterior, abre la placa el tema que le aporta el título, siendo esta una pieza de clima hostil y pantanoso que nos muestra al instante una pulcritud extrema en el audio de este doceavo larga duración. Las voces demoníacas de Helmuth claman por Satán una y otra vez, como lo hacía hace muchos años atrás Glen Benton. El Death Metal se superpone al Black, con unas baterías ultra pecisas a cargo del joven David Diepold, que la viene rompiendo en Obscura… Notable lo de este muchacho.

Unos gritos de posesión diabólica dan inicio al segundo track, “Totentanz – Dance Macabre”, y ahora sí la cosa se pone candente. Blast beats a diestra y siniestra con guitarras a tremolo picking, inundan de agresión sin límites los tres minutos y cuartena segundos que dura esta explosión sónica. La variación en este nuevo álbum se percibe rápidamente, y hasta me atrevería a decir que estamos ante uno de los trabajos más heterogéneos de Belphegor. “Glorifizierung des Teufels” por ejemplo, se inclina (o arrastra) hacia caminos dramáticos, donde la oscuridad ritual es matizada con guitarras acústicas y solos sentimentales que se contraponen al Death Metal estilo Morbid Angel de “Damnation – Höllensturz”. Mientras que en “Virtus Asinaria – Prayer” (que cuenta con un muy buen video de difusión) apuestan aún más fuerte por lo climático, llevando la canción a un trance ritual del cual saldrás a bofetadas en la siguiente “Kingdom of Cold Flesh”. Blast y skank beats sobre guitarras oscuras y melódicas dejan espacios para que se luzcan los bajos distorsionados de Serpenth.

“Ritus Incendium Diabolus” conjuga un poco de todo el Belphegor que conocemos. Desde bases extremas, a situaciónes asfixiantes, coros estilo monjes, voces lacerantes y solos rapaces, en una ceremonia de magia y fuego que llegará a su fin en la siguiente “Creature of Fire”. Una especie de outro con pinceladas sonoras de medio oriente que aportan más misticismo y color a esta pulida entrega.

A sus cincuenta y tres años, el líder Helmuth Lehner se muestra dentro de sus picos creativos más altos, no solo compositivamente, sino también desde lo prolijo y atinado de sus riffs, o aun conservando una voz tan agresiva, como cristalina y potente. Otro punto a favor en esta nueva entrega, a parte del audio brillante, es el desempeño del baterista David Diepold, quién aporta técnica y brutalidad en partes iguales, dejando algunos espacios para que también notemos la presencia de Serpenth Vojtéch con las cuerdas graves.

El Death Metal ennegrecido de Belphegor brilla como hace unos veinte años atrás, no porque hayan vuelto a cocinar viejas recetas, sino porque han mezclado muchas de sus fórmulas, y le han agregado nuevos condimentos en una medida justa y apropiada. Creando una placa con mucha atmósfera, que actúa y sirve para exagerar los momentos explosivos. Da la sensación que la pandemia les dio tiempo para pensar y pulir todos los detalles al máximo. Aunque tal vez algún ortodoxo pueda extrañar la chacalidad y velocidad tenaz de antaño, nadie podrá decir que esto no es Belphegor.