Deathincarnation – “Dysfunctional Divine” (More Hate Productions, 2020)

No quería dejar pasar este álbum, así que lo apuntamos como última reseña del 2020. Aunque hemos comentado varias novedades del género Black Metal, con muchísimas de sus variantes, no han sido muchos los lanzamientos de Black Metal Sinfónico que pasaron por esta redacción. Por ende, cerrar con oscuridad de peste lo referido al nefasto pasado año me pareció más que menester.

Ucrania, en la Europa oriental, es un país con una extensa relación con el cristianismo. Inclusive es conocido por las catedrales y la cantidad de iglesias ortodoxas que posee. Nosotros lo tenemos más presente por Chernobyl, o por el creador de algo que utilizamos todos los días, como es la aplicación WhatsApp.

 Ante tanta influencia cristiana obtendremos la dualidad, y se representará en esta ocasión a través del arte. No es de extrañar que a raíz de esto se hayan generado cantidad de bandas extremas en dicho país, donde el Black Metal tiene una afluencia importantísima.

Deathincarnation es una banda formada en 2006 que conjuga el Black con el Death y lo pinta con sombríos tonos de progresivo y sinfónico.  Acá les describimos un poco su cuarta larga duración.

Sin introducciones, “Angels Blood” nos mete de lleno y a grandes velocidades en un ambiente de Black Metal meticulosamente cuidado y limpio, cargado de teclas que marcan y sellan a fuego esa etiqueta que bandas como Dimmu Borgir nos supieron mostrar.

El siguiente “Odium” nos sorprende con un toque más llevado al Death Metal de corte progresivo, y remarco la palabra corte, porque estos caen como navajazos ineludibles que te desangrarán en segundos. Una pieza tan fresca como alterada. Así es, tenemos algo de belleza en este festín de sangre. Los teclados actúan de estabilizador entre tanto trémolo picking y blast de batería.

“Thrice Be Damned” danza en la oscuridad y retoma un poco el clima sinfónico llevándolo a un medio tempo, donde también habrá espacios para el blast beat. Esto será notorio y característico en temas como “Biliary Mind Excretion” o “Blackened Throne”. Aunque las métricas o cadencias parezcan distenderse, siempre tendremos presente a los teclados y el doble bombo a toda máquina.

En medio de lo más característico del Black Sinfónico tendremos piezas como “Sanctified Wreckage”, que nos expondrán bases de guitarras en un plano de Death Metal progresivo más moderno, con buenos cortes e intricadas combinaciones, sin tanta sobrecarga de teclas y con una voz que blasfema, salpicándonos con ira a través de su lengua bífida.

 “Impurifying Gods” se vuelve algo más purista. Obviamente tenemos la orquestación característica que han aportado los teclados a lo largo de casi toda la obra, las voces guturales desgarradas, los trémolos de guitarras e inclusive algún pequeño solo lleno de palancazos; pero se respira otro clima. En efecto, podríamos pensar que este actúa de antesala al track que cierra el disco: Un cover de los Blackmetaleros finlandeses de culto, Horna. “Merkuriana” es el elegido, y nos muestran una versión reconocible pero pulida y adaptada a sus necesidades, para redondear en casi cuarenta y tres minutos un álbum bien trabajado, donde lo progresivo no es literal ni se da en pos del virtuosismo instrumental individual. Sino por la manera en que están armadas las composiciones, con todos trabajado y sonando en su lugar. Una propuesta desafiante donde se critica a los dogmas, o como reza el título, a lo disfuncional de lo divino.

Deathincarnation son: Konstantin Ratnikov (Guitarras, Voz), Sergiy Bilenko (Bajo), Marina Silaeva (Teclados) y Yuriy Ischenko (Batería).