Que discos como este figuren editados de manera independiente nos recuerda que la industria de la música muchas veces es una porquería, pero también nos hace pensar en que hay cantidad de joyas lanzadas de esta manera, y para nada hay que desmerecer las auto-ediciones.
Aunque el proyecto data del año 2006, es la primera vez que la gente de Diabys (situados en Canadá), nos presenta material discográfico. Seguramente esto se deba a que los músicos que componen la banda suelen estar extremadamente ocupados tocando y girando con otras bandas. Por un lado, tenemos al bajista Dominic Lapointe (ex-Beyond Creation y unas cuantas más), al baterista Robin Stone (líder del proyecto australiano Norse, y batero de otras tantas), y a los compositores principales Michael Dorosz en guitarra, junto a Max Phelps en voces, quién nos visitó hace poco con Cynic, donde se encargaba de la guitarra y las voces guturales, pero también es el encargado de interpretar la labor de Chuck Schuldiner en Death to All. Con el currículum de sus integrantes tendremos una idea de a donde apunta este álbum. Podría ser un buen resumen en una sola oración, pero yo sé que a algunos pocos aún les gusta leer; ustedes saben quiénes son, y para ustedes escribo las siguientes líneas…
Darle play a esto es como indica su título: abrir los portales de aniquilación, porque desde el primer segundo vas a ir sintiendo que se viene algo fuerte. “Deadly Sight” arranca con arpegio y solo de guitarra climático, aunque la batería nos viene marcando que se va a pudrir todo. Efectivamente estalla todo al minuto con blast beats asesinos, mucho Death Metal de pinceladas Thrashers y una voz que obviamente nos recordará a Chuck (inclusive algunas progresiones o el solo, evocarán a Death), mientras que en la siguiente “Perennial War” antes de llegar a todo esto, pasa por la agresividad de bandas del estilo Immolation. Cabe destacar que el sonido es bastante natural, por lo que se respira un aire retro (tengo entendido que las composiciones están creadas desde hace unos diecisiete años) y que todo suena sumamente trabajado, de hecho, se han tomado sus tiempos para pulir todos los detalles, inclusive agregando guitarras españolas, o acentuando cada corte en temas más trabados como “Infernal Instruments of War”.
Está claro que estamos hablando de un disco muy técnico, que contiene pistas demoledoras como “Spiritual Laceration”, o la que le da título al álbum; donde los bajos y la batería no paran de trabajar, donde hay un desparramo de virtuosismo de ese que no aburre. Donde podemos llegar a sentir que esto pudiese haber sido una continuación lógica de “The Sound of Perseverance”, aunque al audio le falte una vueltita de tuerca para llegar a creer realmente en esto. Por momentos parece adrede, y por momentos aparecen otros colores que intentan separar lo inseparable. Así lo noto en “Scavengers” o en las voces en off y los sonidos agregados de “Down the Boundless Hole” que a mi gusto no llegan a cumplir su cometido y empastan la canción.
“Bodies as Stones” y “A Lead Weighted Grudge” siguen mostrando esos acentos exagerados de voces Schuldirianas, y buscan progresiones musicales que suenan algo más espaciales dentro de la brutalidad que manejan. El tecnicismo se transforma en progresivo y abraza una musicalidad que parece completar la evolución del ser humano, dejando la pieza más larga “Shapeshifter” para el final. Una pieza que continúa mostrando evolución desde cadencias más densas y climáticas con el agregado de algún sintetizador que fusiona el todo.
Esta placa puede ser un deleite total para el viejo fan del Death Metal técnico. Lo cierto es que está excelentemente trabajado desde lo musical. Batería, bajo, guitarra… no sabrás que elegir para remarcar como lo preferido. Todo está enmarcado y balanceado de una forma equilibrada y dinámica. Tal vez por momentos algunos detalles (y la voz), suenen descaradamente a los mismísimos Death, pero entendemos de que trabaja Max Phelps. Ojo, esto no es un copy-paste ya que tiene mucha más música extrema (nada del todo original) para desmenuzar. Así que podrás viajar por distintos tiempos y lugares si el Tech-Death (tirando al retro) es lo tuyo.