Hail Spirit Noir «Fossil Gardens» (Agonia Records, 2024)

Es la tercera vez que me toca reseñar un trabajo de estos griegos, y siempre lo tuve que tomar como si de otra banda se tratase. Si bien hay detalles que unen en cierta forma sus últimos trabajos, a veces pueden tornarse casi imperceptibles.  

Si no pasaron por la página en esas épocas, aquí les dejo los links a ambas reseñas:
https://darknessnews.com/hail-spirit-noir/ (Eden in Reverse, 2020) y https://darknessnews.com/hail-spirit-noir-mannequins/ (Mannequins, 2021).

Si les gusta la vanguardia oscura, el Black Metal Avant-Garde, psicodélico, progresivo, etc. diría que Hail Spirit Noir es de escucha obligatoria. No hace falta aclarar que hay que tener la mente abierta y que hay que estar dispuesto a darle tiempo para disfrutar del viaje, pero si realmente estás dispuesto te aseguro que es un viaje que no olvidarás.

El paseo frente a las estrellas arranca con «Starfront Promenade» (eso significa). Destellos de luminiscencias nos entretienen en la oscuridad y nos preparan para un vaivén de sensaciones sónicas que bailan en cámara lenta sobre los blast beats agresivos de Foivos Chatzis. Entre las voces demoníacas y los coros relajantes, saltamos al templo del espacio curvo («The Temple of Curved Space») donde la realidad se tergiversa y nos acerca al inframundo del Black Metal, pero nos dará un pequeño respiro en «Curse You, Entropia», que sin perder la agresividad vocal tomará caminos melódicos más calmos. Estos caminos se ramificarán y extenderán por la galaxia en «The Blue Dot». Un buen punto a mitad de la placa para resumir (de alguna manera, si es que se puede) lo que este trabajo a grandes rasgos nos ofrece. El eco de los gritos de Theoharis nos guían por la oscuridad, donde teclados y sintetizadores sirven de colchón reductor para el impacto que las guitarras y la batería van generando.  

Sin dudas estamos ante un trabajo muy pensado y elaborado, en el cual se emplea una gran delicadeza para poner los sonidos más experimentales que sirven para suavizar la protesta y hacer que el viaje se sienta de lo más placentero, aunque estemos dando vueltas en torbellinos que nos lleven al agujero negro más grande de la galaxia. Esa sensación nos dejará «The Road to Awe» y sus diez minutos de abducción infernal. Aquí también hay que resaltar las vocalizaciones limpias de Dimitris Dimitrakopoulos, que se vuelven exquisitamente fundamentales para dicho viaje.  

Un pequeño pasaje («Ludwig in Orbit») nos marca el final con la pieza que engloba, y le pone título a la placa; agregando algo más de teatralidad y epicidad a un trabajo de cuarenta y dos minutos digno de aplausos. Solo recuerden que en los seis álbumes de esta banda no hay uno que se parezca a otro. Recuerden que esta música está hecha para jugar con los esquemas y retorcerlos. Aquí hay de todo un poco (inclusive de sus mismos conceptos y etapas musicales) pero las realidades en Hail Spirit Noir viajan por distintas tangentes, y debes aceptar eso para disfrutarlo al máximo.