Uno de los líderes y creadores indiscutidos del sonido Gotemburgo (o el Death melódico) nos presenta su trabajo número catorce. Un número que nos recuerda al ex-guitarrista Jesper y nos trae esperanzas… Algo de eso hay sin dudas, pero también habrá dudas…
El camino de In Flames se ha vuelto un camino bastante pedregoso para los fans de la primera etapa. A Sense of Purpose fue un disco que terminó de marcar el rumbo al cuál querían apuntar. Este fue un trabajo que en principio me decepcionó por su acercamiento al ñu metal y los sonidos más modernos, pero que terminó comprándome gracias a la brillante capacidad que tuvieron para crear canciones (en todo sentido) y ajustar cuestiones técnicas de mezcla que en álbumes anteriores podrían haber mejorado. Casualidad o no, otro detalle a no dejar pasar fue la salida de Jesper Strömblad de la banda. A partir de acá los suecos estuvieron persiguiendo el mercado estadounidense de una forma tan alevosa, que ni en las peores épocas del glam se vio tal descaro. El álbum siguiente (Sounds of a Playground Fading, de 2011) sería el último que me compraría de ellos, y ya con ese se me irían todas las ganas de seguir poniéndoles onda. Los tres que vinieron después apenas llegué a picarlos, y fue suficiente para mí. Sólo me trasmitieron un dejo entre decepción total y risa por la voz llorizcona del proto-hipster Anders Fridén. Realmente no podía creer en lo que se había transformado la banda creadora de gemas tales como: The Jester Race, Whoracle o Clayman (solo por citar algunas). Pero acá estamos otra vez dándoles una oportunidad… quevacé!
La placa arranca en buena forma con “The Beginning of All Things That Will End”, una especie de introducción acústica, con guitarras e instrumentos de cuerda que nos ponen en clima para recibir la descarga eléctrica de “State of Slow Decay”, donde la banda vuelve a beber de las aguas sanadoras antiguas y nos saca una buena sonrisa de aprobación. La siguiente “Meet Your Maker” también logra mantenerse a flote, y comienza a mostrar características más cercanas en el tiempo. Los estribillos se empiezan a volver pomposos, pero no lo suficiente para bajarles el pulgar. Inclusive el agregado de sintetizadores se siente bien, pero también tenemos piezas como “Bleeding Out” que nos amaga con unas bases poderosas, y termina convirtiéndose en una canción plastificadamente comercial. Aunque hay que decir que cuenta con una carga muy emocional por demás bien lograda. Lo cierto es que este tipo de temas en bandas como Bullet For My Valentine serían grandiosos, pero uno espera otra cosa de In Flames… o será que ya soy un viejo retrógrado y no lo quiero aceptar. Como sea, si sos de esas personas que pueden separar la paja del trigo, vas a encontrar acá una composición magnífica. De lo contrario tendrás que escucharlo varias veces para que surta efecto (se va volviendo adictivo), y si no llegaste a darle más pasadas es porque ya te pegaste el corchazo.
Los más nostálgicos capaz podrían hacer un EP de esta nueva entrega, y así sentirse bastante satisfechos. Composiciones como “State of Slow Decay”, “Foregone, Pt. 1”, “The Great Deceiver”, o hasta “In the Dark” nos regalan mucho del viejo In Flames con melodías y solos increíbles (me agrada bastante la incorporación del ex-Megadeth, Chris Broderick), más un muy buen laburo de baterías, con blast beats incluidos. Pero es un álbum muy variado para conformarlos a todos. Encontraremos temas más emo-baladezcos como “Foregone, Pt. 2”, “Pure Light of Mind” (acá se fueron al pasto), “Cynosure”, o composiciones estilo alterno-moderncore como “A Dialogue in B Flat Minor” o “End the Transmission”. La edición limitada en formato digipack contiene un bonus track (“Become One”) que podría agruparse tanto con estos últimos citados, como con la versión nostálgica de los que se harían un EP de este trabajo. La portada muestra unas siluetas (medio desvanecidas) que representan muy bien a sus viejos fans tratando de subir unos escalones (como el mismo disco) mientras el Jesterhead (o In Flames) trata de agarrar a esas almas que andan deambulando… A mí al principio me agarró, pero terminé cayéndome de sus garras. Al menos no me golpeé tan fuerte como en otras ocasiones, y mientras me reincorporaba alcancé a divisar cómo algunos otros sí fueron llevados.
In Flames son: Björn Gelotte (Guitarras), Anders Fridén (Voces), Bryce Paul (Bajo), Tanner Wayne (Batería) y Chris Broderick (Guitarras).