Inhumate – “Eternal Life” (Grind Your Soul Productions, 2021)

Tengo un cariño muy especial por las bandas francesas, y esto no es para nada forzado. Hay algo en el A.D.N. de su legado extremo que se me pega fácilmente. Será porque siempre (de casualidad) fui a dar con bandas bastante originales, y no importa cuán chicas o desconocidas sean, podría sumarles a esta originalidad, o a lo vanguardista, el hecho de que en su gran mayoría contaban con una buena producción.  

Desde haber alucinado con el death/doom atmosférico de Supuration, que me mostró aquellas primeras voces limpias en conjugación con lo gutural a comienzos de los 90s, a bandas cuasi avant-garde como Misanthrope, incoherentes como Carnival in Coal. Algo más clásicas como Loudblast o Massacra, o con toques más futuristas como No Return; técnicas como Carcariass, y así podría seguir hasta llegar a los que realmente la pegaron, como Gojira. Lo cierto es que los franceces siempre lograron despertar mi atención. 

A finales de 2005 (creo) tenía entre mis manos el “Kakahuate Rock Magazine”, una revista uruguaya que mezclaba muy bien el metal under (más que nada extremo) con otras variantes en ascenso. Donde leí por primera vez sobre Inhumate. Estamos hablando de una banda de grindcore/death (en ese orden) formados en 1990, que hoy cuentan con siete discos editados y cantidad de splits bajo el brazo.    

Su música es un quilombo, pero como dije antes, el caos está alineado a una buena producción. El concepto de la banda está muy ligado a la vida humana; desde su concepción a su desarrollo y alteraciones. Y si hablamos de alteraciones, y no acostumbrás a escuchar este tipo de géneros, mejor esquivales. Si sabés de lo que hablo, y te va la adrenalina, dale play… ¡Y que vuele todo al carajo!

La agresión se desata al instante, y se eleva como un “Phoenix” llevándose todo por delante. Algunos cambios de tempo descolocan, y el griterío nos conduce a “The Step”, que por segundos amaga al hardcore y nos recuerda a Napalm Death, desde algunos golpes de batería. 

Continuará este nuevo trabajo por el lado donde acostumbran, con mucho grindcore, temas que no llegan a los dos minutos, cargados de voces podridas y asfixiadas que se sienten realmente sufridas. Y no me extrañaría que Christophe Knecht se esté lacerando mientras graba. Es algo que se suele ver en vivo, donde disfruta de golpear su cabeza hasta quedar bañado en sangre. 

Tras varios golpes brutales llegamos a “Sick”, que como su nombre indica, cuenta con quejidos vocales enfermos y guitarras para dársela contra las paredes acolchonadas de un manicomio. 

“Internal” amaga a gruñido porcino, donde a pesar de tener su propio sello, nos muestra influencias del viejo Napalm Death, al igual que “Life” o “Eternal”, en los cuales nos sorprenderán algunas bases de guitarras entrecortadas.   

Si esperás algún descanso no lo encontrarás. La ira continúa durante todo el álbum. Inclusive hay temas explosivos de cuatro segundos como “I Want to Kill Some… (Part VII)” que no tienen desperdicio… no da el tiempo. 

Veintidós temas en poquito más de media hora, de una banda que parece estar perfectamente diseñada para degustar en eventos como el “Obscene Extreme”.

Inhumate son: Fred Anton (bajo), Yannick Giess (batería), Christophe Knecht (voz) y Damien Cividini (guitarra).