Le presté atención a esta banda hace unos días cuando descubrí que el legendario Carmine Apice, batero de Vanilla Fudge y eso que también son de la partida, músicos como Carlos Cavazo, quien suplantara en Quiet Riot al inmortal Randy Rhoads y también Rowan Robertson, quien a sus 16 años ya formaba parte de la banda del gigantesco Ronnie James Dio para el álbum “Lock Up The Wolves”
En fin, el 11 de agosto del extinto 2023 y después de un silencio de diez años, estos muchachos nos traen su último trabajo de estudio, a través del sello Cleopatra Records, una clarísima vuelta a los dorados años 80s, que fueron gloriosos para toda la música en sí.
El disco abre con la pista “Music Is a Piece of Art”, quizá de una manera más lenta de lo que podríamos esperar, sin embargo la canción está cargada de buenos vibratos a cargo de Cavazzo y sonido retro a full, con mucho mas de Dpkken que de la banda en sí.
La segunda canción es “ Turn Up The Music”, y la banda nos lleva a un sonido bien Whitesnake de los 70s, aunque en cuanto a cadencia va bastante por el mismo camino que la canción anterior. Todo lo contrario en “Secrets And Líes”, donde la banda pisa un poco el acelerador a un medio tiempo rápido, todo eso acompañado por interesantísimos arreglos melódicos, al igual que sus pares “Drownin” y “One More Nigth”, aunque en estas dos últimas encontramos mucho del primigenio Van Halen y algo de Aerosmith.
Una de las gratas sorpresas de la placa es la versión de los escoceses Nazareth, y estamos hablando de la archi conocida “Love Hurts”, que le viene de perlas al registro de Paul Shortino, para mí es la joyita del disco, donde la banda logra plasmarle su impronta sin perder ese dejo de originalidad en la canción.
Luego la pista “Dance”, es un giro en el sonido del disco de 180 grados con cosas muy a lo Sabbath, en todo sentido, tanto en la cadencia del tema como del sonido de los riffs, e incluso el tratamiento de voz es muy distinto al resto de lo anterior, llegando a tener cosas de Black Label Society.
En el tema que sigue nos volcamos de lleno al Hard Rock de nuevo, ya con ese sonido de cencerro marcando la pauta y más que nada con los aires a Coverdale que le da el vocalista a la canción.
“We Are Warriors”, es la canción homónima al disco, además de ser el corte de difusión del mismo con su correspondiente video clip y creo que aquí la banda alcanza el sumun de su personalidad y expresión, quizá ubicada en este orden para que el disco no caiga en la monotonía con la cual peca de a ratos, decisión acertada.
El cierre esta a cargo de dos bonus tracks, “Trouble” y “Side By Side”, que le dan un más que digno cierre a este retorno luego de un silencio de diez años, con una banda en su forma quizá de rock más clásico, aunque orillando los estilos descriptos anteriormente, que gustara seguramente a los acérrimos de la banda y el resto quizá tenga que escucharlo más de una vez, como yo, para formar una opinión.
El disco fue producido por el mismo Carmine Áppice , masterizado por Steve DeAcutis y mezclado por Pat Reagan.