Cerca de finales del 2022 N.D.I. había regresado a las tablas con su formación original. Más de diez años habían pasado de la anterior reunión, y la banda ya se encontraba dando otros pasos. De repente los planetas se alinearon y Adrián Outeda volvió a ocupar el lugar de frontman al micrófono. Esta vez la cita volvió a darse en Uniclub (al igual que el año pasado), y era de esperar que el público llenase el recinto.
Desde temprano se comenzó a ver gente en las inmediaciones del lugar. Luego de una leve recorrida buscando alguna cara conocida, decidí ingresar para ver a la banda invitada, Lea Flores. Antes que nada, voy a aclarar que lo que practican los muchachos no es música que yo consuma, pero debo admitir que sonaron muy ajustados y fueron bien recibidos por el público presente que de a poco iba colmando el lugar. A pesar de llevar apenas un año de carrera, los de Lea Flores manejaron el escenario como si fuese cosa de toda la vida juntos. Un audio perfecto dejó entender hasta el más minimo detalle, y a pesar de que su cantante nos hizo saber de sus nervios por compartir tremenda fecha, lo cierto es que no se notaron. Entre el Hardcore y el Punk melódico (bastante melódico todo diría) fueron presentando temas como “¡Lázaro, ven fuera!”, “Eso Que Nos Empuja a Crecer” o “Ni miedo a sobrar, ni miedo al fracaso”, cargados de mensajes positivos que a veces se hacían medio empalagosos. Como sea… estos muchachos saben lo que hacen, y Lea ya tiene bastante camino recorrido con su otro proyecto, Da Skate. Así que si sos de andar por la senda abierta por bandas como Shaila o Nine Lives, seguramente te gustará ver a esta gente en vivo.
Uniclub ya se encontraba prácticamente lleno para los últimos minutos del show de Lea Flores, pero bastó el interín entre banda y banda para que se colme hasta el límite de lo humanamente aguantable. Previendo de que esto iba a suceder, fue que logré subir a tiempo para ocupar un lugar de privilegio en el balconcito lindero a las escaleras. Aunque en ocasiones me meto en el quilombo, esta vez quería disfrutarlos desde un lado ya acorde a mi edad. Después de todo… ¿quién me quita lo bailado en el viejo Teatro Arlequines?!.
Un sonido tormentoso puso el clima introductorio a la salida de No Demuestra Interés. La excitación instantánea en la gente se manifestó a través de grandes pogos e invasiones al escenario en increscendo para mostrar su “Fe”. Una sucesión de piezas icónicas, como “Siempre engañado”, “Debes quitarte el uniforme”, “No emoción”, “Patea al slogan”, “No es por mí”, “Cargando mi odio”, “Riñas” y “Discriminación” escupidas una tras otra, dieron un trabajo desgastante a los guardias de escenario que ya parecían parte del show.
Los distintos matices de la banda se acentuaron en “Formas”, dejándonos listos para sentir la piel de gallina, porque “Estimo” que hay pocas (o ninguna) banda del género (o géneros) que tengan una letra como esta. Los cables de los micrófonos ya se entrecortaban debido al castigo constante por el tironeo de la gente que se subía al escenario, o porque Adrián convidaba la bocha para que el público cante. Se movía, caminaba, agarraba el mic de los coros, volvía al suyo, y a veces se perdían palabras en las letras. Letras que la gran mayoría rellenábamos a gritos. Porque esas letras eran de todos.
“Por debajo de tus influencias” dio el pie a un cover de DYS, y aún quedaba mucho por disfrutar. “Desilución por un hermano” trajo otra vez el pogo y la emotividad con una seguidilla de clásicos como “Mirando mi tiempo”, “Violencia”, “No demuestra interés” o “Tu fin” entre otros. Tampoco faltó algún descargo político partidista antes de cerrar con “Que todo sea para bien”, donde Lucas dejó la guitarra y se tiró a nadar entre el público.
Un show emotivo, un show al palo, un show con un sonido impecable… un show que debe repetirse mientras esperamos por el disco nuevo.
Muchas gracias a HP Prensa por permitirnos presenciar el show.