Sadist – “Firescorched” (Agonia Records, 2022)

Estamos ante el noveno álbum de larga duración de una legendaria banda italiana de vanguardista Death Metal progresivo. No se dejen engañar por una portada cuyos colores y elementos (como sierras) pueden dar una impresión errónea de lo que “Firescorched” realmente guarda en sus nueve composiciones. Aunque ciertamente, creo que rara vez han logrado expresar su música con un arte de tapa. No importa… Sadist es una banda que tuvo algunos buenos momentos en los años 90s, y su experimentación los llevo hasta caminos inesperados, o inclusive equivocados, con un trabajo que marcaría el final de la agrupación a comienzos de este milenio. Reformándose en el 2005 para continuar dando rienda suelta a su creatividad con unos lanzamientos bastante buenos, que retomaban un poco la esencia principal de la banda.

Sadist continúa liderada por el guitarrista y tecladista Tommy Talamanca, y lo acompaña desde el año 1996, el vocalista Trevor Nadir. Una de las bajas importantes para este trabajo fue la del bajista original Andy Marchini. Pero a no ponerse tristes, porque quién agarró el bajo fretless para esta grabación fue nada más ni nada menos, que la eminencia de los sonidos graves, Jeroen Paul Thesseling (Obscura, ex-Pestilence). La otra nueva incorporación es la del baterista Romain Goulon (ex-Necrophagist, ex-Benighted)… Tremenda base se armaron los muchachos. 

 Esta nueva entrega continúa en la línea de lo que venían mostrando en esta última etapa, pero debemos entender que una continuación en este tipo de bandas no es una continuación como lo sería para AC/DC, Slayer u Obituary, por ejemplo. En Sadist los escalones de la escalera pueden ser mucho más pronunciados. La temática de las letras sigue siendo oscura, pero apartados de conceptos anteriores, como en su albúm “Spellbound” (2018) donde directamente homenajeaban a Hitchcock. 

“Accabadora” inicia este nuevo trabajo metiéndonos en clima con unos cantos rituales que se funden en un vaiven de métricas progresivas jazzy/grooveras. Todos los instrumentos dan el presente de inmediato entre voces guturales cristalinas y legibles. Algunos sintetizadores juegan con los bajos fretless para dar paso a solos de guitarra cuidados, manteniendo todo en un balance apropiado para no perdernos de nada, donde los estribillos terminan de moldear todo esto en un formato de canción.  

“Fleshbound” pone una buena acelerada con bases intrincadas y progresiones que no quedarían nada mal en algún disco de Ihsahn, por ejemplo. Mientras que la siguiente “Finger Food”, a pesar de ser una pieza ganchera y agresiva, encierra algo de melancolía cinematográfica tras los sintetizadores. 

Del clima de horror pasan a momentos prog-industriales donde se filtran sonidos trip-hop, para finalizar en un torbellino de Death Metal a la mitad del trabajo, desde “Burial of a Clown”. A esto le sigie “Loa”, que es un instrumental progresivo exquisito. Retomando el camino extremo en “Aggression Regression”, llevándolo a un plano sideral y agregándole blast beats en el siguiente “Three Mothers and the Old Devil Father”, junto a unos sintetizadores bizarros que decantan en “Trauma (Impaired Mind Functionality), donde aplican todo y de todo en partes iguales. Mientras que la pieza final aporta el nombre al álbum, agregando suspenso desde los teclados y más Death-Tech en distintas velocidades para conceptualizar, de alguna manera, toda esta nueva entrega de los italianos. 

Cada instrumento es un deleite para el oyente, y la variedad musical es algo que enriquece el trabajo porque no llega a extremos disparatados. A pesar de lo dispar, todo suena contenido y bajo un mismo hilo conductor. Capaz puedas desear que pisen más el acelerador, porque cuando lo hacen, gusta. Ese sería el único punto para marcar como algo reprochable, aunque entendamos que en su discografía nunca llegaron a tal extremo. Pero sin dudas, estamos frente a una de las propuestas más ricas y llamativas de lo que va del año.