Melonio Bar es uno de los pequeños reductos sobrevivientes de la escena Under. A pesar de los cambios de gobiernos, la recesión, o las pandemias, siempre se las ha ingeniado para resistir. Mucho tiempo hacía que yo no lo frecuentaba, y detalles más, detalles menos, la sensación de estar ahí dentro seguía siendo la misma. Tal vez con un dejo de nostalgia… si esas paredes hablaran…
En Nuestra Sangre estuvo a cargo de la apertura de la fecha con su original mix de Hardcore Punk popero, con detalles de Metalcore, de bases sencillas y directas que de alguna manera buscan el formato canción. Así edifican los cimientos para las voces, que van de casi un gutural core a voces limpias melódicas en un tono agudo y melancólico. La forma de vocalización encastra muy bien con la carga sentimental que transmiten las letras en temas como «Después del sol», y se acopla con mejor afinación en vivo que lo que había escuchado en grabaciones anteriores. No es una banda que transmita mucha energía desde sus integrantes, pero sí logran acaparar la atención del público con su propuesta.
A continuación, llegaba el turno de los anfitriones de la noche, Santamagna. El recinto llegaría al punto máximo de espectadores, tras el ansiado debut de la banda. Con un sonido conciso y parejo fueron presentando sus temas, y también a la banda. En las cuerdas graves, y aportando los coros, se plantaba un prolijo y carismático Darío Vargas. Otro Darío (Pereira Prieto), tejía las redes desde su guitarra. Ambos conformaban una especie de Yin Yang sónico (y en actitud), que generaba un buen paneo visual, donde la voz se apuntalaba en medio del escenario, con un querido veterano de la escena como lo es Gustavo «El Yunque» González. Tras los parches de Santamagna tenemos a otro gran luchador que ha pasado por varios géneros. Desde las baterías ultraveloces de Prion o Destroythehumans, hasta tocar el bajo en bandas de Doom, como Amethyst. Con todo ese color de músicos la banda mixtura una especie de Groove Metal con toques de Thrash moderno, que por momentos se estira hasta un Stoner, similar al que practican bandas como Los Antiguos. Dentro de los temas de su set se destacaron «Sin Resentimiento» y «Malnacido», ya que ambos cuentan con Video Lyrics promocionales que parte del público presente se animó a corear. El Yunque se mostró muy agradecido para con la gente y, más de una vez, expresó su alegría por volver a pisar las tablas, después de haber estado tantos años sin hacerlo. Macizo e inquebrantable (como su apodo) manejó el escenario como si fuese cosa de todos los días. Con un show que arañó los cuarenta minutos, Santamagna dejó el ambiente pulcro y bien calentito para que los Extrema cierren la noche.
Un poco más de Thrash se avecinaba. Luego de un largo cambio en el escenario los bonaerenses nos castigarían con sus descargas. Y si hablo de castigar tengo que hacer un paréntesis para nombrar Fabián Aquino. ¡Qué manera de aporrear las cuerdas! Pocas veces he visto un bajista tan escénico en el país, me alegra y enorgullece toparme con personajes como este en la escena under local… un distinto. Dicho esto, hay que aclarar que la banda suena, y no sólo por él, inclusive me atrevería a decir que si hablamos únicamente de cuestiones técnicas podríamos notar que tal vez hasta haya mejores músicos que él en la banda. Es difícil y dañino comparar, pero si logran quitarle la vista a Fabián entenderán lo que digo. Claudio Dumont, por ejemplo, se para al otro lado del escenario, menos efusivo, pero también tiene muy en claro lo que hace. No es menor, ni casual que porte una guitarra Dime (como las de Darrell). Para que ellos dos se noten tan sueltos tiene que haber una buena marca detrás que les dé seguridad, y eso es justamente lo que proporciona Alejandro Hernández desde la batería. Natalia Izaguirre es la encargada de las potentes voces en la banda, quien en esta ocasión se mostró un poco más retraída que en otras oportunidades, pero sin duda aporta otra buena dosis de distinción al proyecto. Extrema es una banda que disfruta, y hace disfrutar de sus shows. No tengo ninguna amistad ni cercanía con la banda, pero por casualidad la vengo viendo seguido, y se me está haciendo una hermosa costumbre.