Los franceses formados a mediados de los noventas han lanzado un nuevo trabajo discográfico luego de ocho años sin pisar un estudio más que para mezclar su disco en vivo de 2019.
Desde la portada nos muestran de qué trata este sexto álbum, con la catedral de Notre Dame en llamas como símbolo de destrucción y agonía del cristianismo.
La canción homónima emprende la historia de una forma directa e intensa, con baterías explosivas y trémolos de guitarras. Black metal en esencia pura desparramando maldad bajo teclados que intentan apaciguar los golpes. El telón se abre en llamas, reflejando un brillo en nuestros ojos que denota felicidad. Una sonrisa maligna imagina danzar con las melodías a la luz del fuego, rememorando a quienes murieron carbonizados por el brazo inquisidor de la iglesia católica.
Mucho más climático y melódico es el inicio del siguiente “Métal Noir”, que irá explotando en ira con blast beats ultra veloces y se mezclará por breves momentos con voces más folclóricas. Esto servirá de paso lógico a lo que sigue: “Sacrifice Da Sang”, que nos muestra un costado menos agresivo, pero no por eso menos black metal. Melodías ancestrales aclimatan la pieza con rasgueos de guitarras y golpes tribales. Voces desgarradas y teclados van incorporándose hasta formar la onda de choque entre el folk pagano y el black metal melódico, que roza lo sinfónico.
“Ex-Cathédrale” ataca con trémolos clásicos del género. Un tema con bastantes variaciones que se hace muy entretenido de escuchar. Habrá tiempos de aporreos violentos marcados por campanas de ride, melodías pegadizas y algo de clima donde flotarán las cenizas de todo lo que consumieron las llamas musicales de Seth.
“Hymne au Vampire (Acte III)” viene a continuar las dos partes anteriores, incluidas en su primer larga duración de 1998. Los conocedores de la obra podrán notar lo bien que transporta a esas épocas, a pesar de los años transcurridos y los cambios de formación. Inclusive haber puesto este tema pasando la mitad del álbum genera una buena alteración para el paneo final.
“Les Océans du Vide” cubre toda la agresividad y fealdad del género tras un velo de belleza aportado por los arreglos emotivos de teclados. Otra pieza variada y encantadora para disfrutar durante siete minutos.
“Le triomphe de Lucifer” es la encargada de cerrar este nuevo trabajo. Tendremos en esta un poco de todo lo que ya escuchamos, pero aún sigue atrapándonos, y aún sigue mostrando diferentes colores dentro de la oscuridad. Guitarras a trémolo siniestro, blast de batería a discreción, leves detalles de sintetizadores y teclas envolventes, algunos arpegios acústicos, cambios por doquier, voces desgarradoras dignas de un exorcismo, y la falta de solos de guitarra. Recién acá nos damos cuenta de que no están, ni fueron necesarios, porque la cosa va por otro lado.
La Morsure du Christ logra atraparte en un torbellino de black metal cuidado y pulido, conservando la esencia y pureza del género más radical de los noventas, con el brillo de estos tiempos modernos.
Este disco festeja el segundo aniversario del devastador incendio de la mítica catedral de París, con poesía francesa alejandrina. Un compendio satánico que afirma que la humanidad cada vez se aleja más de la religión, con un título en doble sentido. De forma literal sería: “La mordedura de Cristo”, o fonéticamente: “La muerte de Cristo es cierta”… Amén!
Seth son: Alsvid (batería), Heimoth (guitarra), Pierre Le Pape (teclados), Drakkhian (guitarra), Saint Vincent (voz) y EsX (bajo).