Los portales al infierno se abrieron hace unos días. Cantidad de gente de distintas regiones acudieron a la misa oscura celebrada en el Teatro Flores, donde los polacos Behemoth y los estadounidenses Deicide sacudieron los cimientos y los corazones de sus fieles.
Los locales Matan S.A. dieron inicio a la ceremonia, pero lamentablemente no logré llegar a tiempo. La banda siguiente, Nidhogg es un proyecto liderado por un músico polaco que ciertamente desconocía. Irrumpieron a escena con los telones de Deicide de fondo, pero tuvieron muy claro como manejarse, brindando un espectáculo con una buena carga teatral a cargo de su vocalista. Quedó claro que visualmente Nidhogg funciona, y el sonido en general respaldó esto. Musicalmente fueron pasando del Black Metal ganchero, que por momentos nos podía hacer recordar a bandas como Satyricon, a cadencias más Thrashers. Lo que parecía un detalle de originalidad en la mezcla de su música de a poco se fue transformando en una ensalada mal condimentada. Ya no podíamos entender qué estilo musical practicaban, y claro está que esto puede ser algo bueno, pero Nidhogg aún está lejos de ser una banda innovadora. Más bien se sentía como que todavía no encuentran su receta y arman sus canciones con lo que venga. Tan inacabado se siente el proyecto que ni el cover de Sepultura (Territory) pudieron lograr. Nidhogg no se sabía ni la letra. En fin…
Deicide regresó al país después de dos años con un disco nuevo bajo el brazo (Banished by Sin), del cual presentaron un par de temas. Pero la gran mayoría de su set se basó en clásico tras clásico. No había dudas de que Benton y compañía estaban ahí para demostrar que siguen vigentes, y que por más que les dejen la batería sobre el suelo (sin tarima) cual banda soporte, Steve Asheim se va a hacer notar. Deicide sigue pisando fuerte «Cuando Satanás gobierna su mundo». Así arrancaban, sin respiro,»Carnage, Behead, Once, Scars, el Caco Daemon…» y cuanto mazazo se les ocurra. El sonido se mantuvo parejo desde el comienzo, aunque el bajo o el redoblante de Steve podía llegar a perderse un poco por momentos. Los guitarristas (Taylor, y el recién ingresado Jadran) cumplieron bien su labor, pero las miradas se las llevaron los dos compañeros incansables. No hubo grandes juegos de luces, ni nada destacable visualmente (tal vez los trapos), pero sí cuatro demonios escupiendo sus blasfemias a un público que disfrutó a más no poder de esta leyenda viva del Death Metal. Pogos y cánticos efusivos dejaron el ambiente más que caliente, hirviendo, para los polacos.
El Teatro se llenó (me enteré de que hubo retrasos en el ingreso a la hora que salía Deicide) y la cosa tomaba otros colores. Behemoth se plantaba en un escenario cambiado. Tarimas, luces programadas, cambios de vestuario, sonidos de ambiente y pistas de refuerzo los llevaban a otro nivel. Ellos también vinieron a presentar un disco nuevo: “The Shit ov God”; del cuál sonó el homónimo (muy coreado por el público), «The Shadow Elite», con el que abrieron, y «Lvciferaeon».
Claro que también hubo lugar para clásicos como «Demigod», «Conquer All», «Christians to the Lions» o el emotivo «Bartzabel» entre otros. Todo se dio en un marco visual perfecto, hasta coreográficamente hablando. La batería de Inferno era tan abundante y ordenada que parecía algo futurista, ni hablar de que el tipo es una máquina. Set ocupa muy bien su puesto de guitarrista, mostrando una prolijidad absoluta. La mole Orion castiga su bajo, se mueve y arenga casi como si fuese el primero al mando, pero ahí está él, el carismático Nergal con todo su circo armado, atento a todo para brindar un espectáculo a la altura de los grandes.
Se imaginarán que quién escribe estaba ahí más que nada por Deicide, pero no puedo mentirles, y debo admitir que Behemoth por algo era el cabeza de cartel. Podemos discutir si la sobreproducción, la perfección del audio (capaz hasta sonaron más bajo que Deicide) o montar algo tan cuidado como el recital… me corrijo… espectáculo que brinda Behemoth, vale más que la garra y la simpleza de la vieja usanza. Podemos discutirlo, sí. Pero no podemos discutir que Behemoth merece cada fiel, O cada logro cosechado, O… «O Father O Satan O Sun!»
¡Muchas gracias a Icarus, Marcela y Anubis Music por permitirnos estar presentes en este show!




