Mi primer encuentro con esta banda francesa formada en el año 2008 fue a través de su cuarto trabajo discográfico de larga duración. La placa «The Ones from Hell» editada en 2020 me había dejado una grata impresión. La maldad y la melodía me obnubilaron, al igual que los colores de su portada. Cuatro años después me vuelvo a encontrar en similar situación pero elevada al cuadrado. Esto se debe a que a mi gusto, la banda supo ajustar aún más las tuercas de su propuesta. Una propuesta que podríamos enrolar dentro del Blackened Death Metal.
La banda sigue bajo la dirección de Vlad (en guitarra y voz), y junto a su mano derecha (izquierda iría mejor en estos casos) W. Cadaver (guitarra y bajo) reclutaron al baterista N. Destroyer para sacarle filo a las «Espadas del Dajjal».
Bastarán los primeros segundos de «Ksar Al-Kufar» para darnos cuenta de que uno de esos ajustes que antes les citaba está en el sonido. Todo suena más controlado y pulido que en anteriores trabajos, inclusive el audio de las guitarras combina perfectamente con los vientos del desierto y las melodías del oriente medio a la cual el trabajo hace claras referencias.
Dajjal, es una figura del Islam relacionada con el fin de los días. Podríamos traducirlo a occidente como una especie de Anticristo. Por ende podemos asegurar que nos espera un viaje sónico plagado de maldad, con pinceladitas de colores mojados en otras tierras, que le aportan la distinción a la cual muchos caeremos rendidos.
«The Fifth Floor» se muestra de una manera tan Black Metal que casi podríamos tachar el Death metal de su propuesta. Las voces de Vlad han adquirido un comportamiento más agresivo y demoníaco que acompaña perfectamente a los tremolo pickings de las guitarras y los blast beats de batería. No faltarán esos colores decorativos de oriente medio en la canción para apaciguar las aguas, que volverán a agitarse en «Dii Mauri». Más Black Metal en estado puro. Riffs y maldad van de la mano creando melodías y atmósferas llenas de oscuridad y odio para guiarnos ante «Swords of Dajjal», donde se impone un poquito más la métrica pegadiza del Black Metal filoso.
Sin excederse en la duración de los temas la banda continúa poseyéndonos con su maldad, y aprovechan que ha transcurrido más de la mitad del tiempo total para agregar momentos levemente calmos en «Numidian Knowledge», con guitarras de doce cuerdas y percusiones rituales tras el manto del Metal oscurecido. Aunque todo retoma el cauce violento en «Vae Victis». Cortes violentos, voces demoníacas, velocidades demenciales y mucha mala onda sirven de contraste ante el brillo demoníaco del instrumental «Daeva». Poco más de dos minutos y medio de arpegios y bases poderosas que se nos harán cortísimos antes del final con «Total Obliteration». Esta es la pieza más larga del trabajo, apenas superando los seis minutos de duración. Como es de esperarse contiene mucho de lo mostrado hasta aquí. Black Metal asesino, detalles a lo Slayer (sin que suene redundante) y una especie de outro musulmán que es un deleite.
Recién comienza el año, pero desde ya podría afirmar que esta nueva entrega de Necrowretch va a ser tenida en cuenta dentro de varios meses cuando se evalúe que ha sido lo mejor que ha dejado el 2024 en materia de Metal ennegrecido.