Los noruegos cultores del Black Metal más tradicional volvían a pisar nuestras tierras; esta vez para presentar su último trabajo discográfico, en el marco del «Latin American Apocalypse 2023 Tour».
El primer anfitrión de esta velada fue Dios Serpiente, y lo digo en singular ya que estamos hablando de un proyecto a cargo de un solo músico, quién se encarga de llevar su propuesta al vivo utilizando pistas grabadas mientras canta y toca el bajo. La reducción musical también puede notarse desde las composiciones, donde prevalecen atmósferas apocalípticas que van desde el metal extremo doombeta a lo industrial, generando situaciones de trance con el público.
Un público que comenzaba a ingresar de a poco debido a un leve retraso de apertura, del cual tengo entendido ocurrió tras el tardío arribo de los noruegos a la prueba de sonido. Esto también ocasionó una reducción en el setlist de los locales Wolves’ Winter. Quienes dicho sea de paso se toman su tiempo a la hora de preparar el escenario. Algunas velas, cráneos de animales y hasta huesos humanos formaban parte de su golpe visual, el cual se encuentra fortificado por la presencia de cuatro músicos encapuchados, cubiertos con túnicas, y un vocalista que porta una corona de metal, a quién apenas podemos verle los ojos tras su máscara de calavera. Ellos siguen mostrando parte de su último material «Qayin Coronatvs», y esta vez se dio en un escenario que los ubicó de una manera bastante extraña, con la batería sobre un costado del mismo. Los lobos comenzaron sonando bien y de a poco fueron ocurriendo leves toqueteos que sumaron algunos acoples (a la inversa de como ocurre en los recitales donde las bandas locales no prueban sonido), pero a pesar de esto, y de solo haber ejecutado tres temas, los asistentes disfrutaron bastante de su presentación.
Uniclub se encontraba a medio llenar y Tsjuder salía a escena a comerse al público local (aunque debo decir que también me crucé con varios asistentes de otros países). Nag en bajo y voz principal, Draugluin en guitarra y voz, más el descomunal Jon Rice en batería (tal vez les suene de la banda Job for a Cowboy), desparramaron su Black Metal a lo largo de una hora y treinta minutos, que utilizaron para repasar gran parte de su discografía.
Temas añejos como «The Daemon Gate» y «Helvete» dejaron en claro que el show se venía picante. Tampoco podían dejar de lado temas nuevos como «Iron Beast», «Gods of Black Blood» o «Prestehammeren», pero dentro de lo variado de su setlist, podemos destacar la seguidilla «Ghoul», «Mouth of Madness» de su flamante disco Desert Northern Hell. De aquí también nos recrearon el cover de Bathory, «Sacrifice». Su obra primigenia de larga duración también se hizo presente con el homónimo «Kill for Satan» y «Sodomizing the Lamb». Pasaron por el «Kaos» de «Antiliv» y terminaron de poner al público en su bolsillo con una tremenda versión del clásico de Sepultura «Troops of Doom». El humo estuvo presente en todo el concierto, ambientando una velada de música oscura y violenta donde permaneció el color rojo y algunos flashes que daban brillo a las muñequeras cargadas de clavos de los noruegos.
Tsjuder no se anda con vueltas, van al grano y lo revientan a trompadas con un show que ordena el caos sónico de una forma casi impoluta. Desde la manera de repartir el orden de los temas, la impronta en el escenario o la atención brindada al público, podemos decir que Tsjuder de alguna manera piensa mucho en sus fans, y esto no es poca cosa en el género más radical.
Una noche inolvidable a cargo de la productora Noiseground, que gentilmente nos permitió disfrutar del show.