Necesitaba de manera personal, despejar mi cabeza después de un prolongado tiempo en que este formato en el cual vivimos me venía castigando bastante. Con problemas personales, laborales, y de salud, que desde principios de diciembre no me daba respiro. Y en ese se sumó un amigo, que se tomó unos días de vacaciones internado en una clínica. Era mucho para el cerebro desgastado de este señor mayor.
Por eso el 25 de enero pasado, fui con muy buenas expectativas de pasar un gran momento, el cual estaba necesitando de manera ávidamente, en El Emergente, que dicho sea de paso, además de ser un lugar de fácil acceso, es un recinto cómodo y al contrario de muchos otros, refrigerado. Algo que en esa calurosa noche veraniega fue doblemente valorado. Decía de las expectativas porque Wolves es una banda que a mí, en lo personal, me gusta mucho. Y si le sumamos la parte visual que le agregan los muchachos, siempre es de mi total agrado estar en sus presentaciones. Así que trataré de ser lo más imparcial que pueda con este relato. ¡Señoras y señores, que comience el show!
Con una muy buena concurrencia de público, la velada de Metal negro abría con la presentación de “Siniestra Depresión” y su estilo orientado hacía la vieja escuela. Muy bien ensamblada y compacta, apoyada en un gran trabajo de batería. El bajo sostiene la labor de la guitarra, yendo a la par en gran parte de los temas, sobre todo en esos donde el ritmo es más tranquilo, bien en el estilo que más me gusta a mí. La voz es infernal. No afloja un segundo con sus gritos desgarrados, expresando el contenido y la carga de sus letras como debe ser. Un show compacto y de buen nivel, que la buena cantidad de gente que ya había ingresado al recinto, acompañó y festejó cada tema de buena manera. Puño en alto para Siniestra Depresión, que quien escribe, descubrió esa noche.
Minutos después “Demiurgo”, subían al escenario con máscaras cubriendo sus rostros, pero con un Black Metal que les iba a volar los pelos a quien los tuviera, no en mi caso por que se fueron solos hace algún tiempo ya. Como sea, el show que dieron los cuatro enmascarados fue muy bueno. Algunos temas eran rápidos y otros muy rápidos, pero nunca jamás perdían la melodía. Excelente trabajo de guitarras, mientras una marcaba la base, la otra iba andando en melodías que en su mayoría eran no solo pegadizas, si no de muy buen gusto. El bajo bien presente, con personalidad, yendo a la par de las dos hachas, y la batería una ametralladora que barría con todo. Que a pesar de algún que otro inconveniente incómodo que tuvo que padecer el baterista, lo sorteó perfectamente, y quedó como anécdota de la charla que tuvimos tras el show. En resumen, Demiurgo dio un gran show, dejando la vara bien alta, y al público encendido. Público que los acompañó y sobre el final estuvo bastante participativo. Puño en alto también para esta banda, que tiene un disco en plataformas, “Dark Feeling”, que les recomiendo escuchar.
Llegaba el turno de los protagonistas de la noche, con un Emergente bastante colmado y con ganas de más y buen Black Metal. Algo que noté ese día y que comente con uno de los músicos tras bambalinas es el hecho que al mismísimo momento que el telón se cierra, para que la banda anterior desarme y suba la que sigue, en ese mismo momento comienza el show de “Wolves Winter”. Pero qué dice este señor, se preguntarán, estimadas lectoras, estimados lectores, nada que dicho miembro de los lobos no sonriera asintiendo con una sonrisa dicho comentario.
Con una música ambiental, tenue, ténebre y una luz roja que apenas escapa sobre el telón, los lobos van aclimatando al espectador. Y con el correr de los minutos, esa tenue música muta a algo como si fuese el murmullo que solo se puede escuchar en lo profundo de un bosque. Cuando por fin se descubre el escenario, nos encontramos con cinco tipos enfundados en negras túnicas, con máscaras, y una mesa con calaveras y velas negras, lista para empezar el ritual. Mientras suena la intro que da comienzo a “The Paradoxical Fullness of Nothingness”, que matiza el accionar de Beelzeebuth, el magnético frontman de este grupo de lobos, y llega ese riff de guitarra de sonido chillón y frenético que trae la segunda parte de la canción y todos ya estamos sumergidos en un frio bosque situado en el centro de la capital federal.
“Eclipsed By Fire”, del disco anterior es la siguiente obra y es una de las canciones que más me gusta escuchar, sobre todo ese “The Sky Turns Reeeeeeeeed!” que nos espeta el amo del micrófono al comenzar la canción. Sólidos como siempre, Wolves funciona como un perfecto engranaje, donde cada una de las piezas son igualmente importantes, más allá que podamos elegir individualmente una pieza que nos plazca más que la otra. “Black Light of Qalmana” sigue a continuación. Otro tema del último disco, que va variando su extremidad con medios tiempos, y el juego de voces, lo que lo hacen realmente entretenido.
“Bornless and Deathless” y “Flame of Ghosts”, otros dos extraídos de “The Medium” siguen a continuación, este último con una breve intro a cargo de “Rakshasa”, el señor detrás de las seis cuerdas, pero de bajo! Un extraterrestre, que mueve los dedos de manera bestial, viéndolo de abajo pareciera que esos dedos no tuviesen hueso! Fundamental como además sostiene todo con esa notoria presencia en el sonido global, junto a Nebiros, que con su destreza e imaginación para no caer en el ABC de las baterías tradicionales, logran fundirse en un compacto muro sonoro. Volviendo a Flame, es uno de los temas que más me gustan del último disco, con ese cambio a mitad del tema que trae un poco de calma, momentánea, claro, vuelve a la rapidez y otra vez cae en ese cambio. ¡Maravilloso!
Como lo es “The Omen”, canción que viene a continuación y que es verdaderamente una belleza. Con su andar tranquilo nos va llevando por un camino de coros graves. Orobas y Valefar se lucen en todo su esplendor armonizando hermosas melodías y buenos solos. Hacía el final llega la velocidad, pero ese riff en modo acorde que nos acompañó durante toda la canción sigue estando, pero distinto, terminando, claro, con ese mismo acorde. Difícil tal vez explicar algo que solo hay que escuchar para darse cuenta que si, que “The Omen” es una composición hermosa. “Satvrnian Manifest” devuelve la ferocidad con ese inicio bien rápido. El cambio que llega pocos segundos después, en unas bases rítmicas que son de las que más me gustan, redondean otro gran momento de la noche.
“Levitation of the Buried Ones”, “Calling from Beyond” y “VOID” nos iban acercando al final de un show impecable, donde repasaron casi en su totalidad las canciones del último disco, con la rar excepción del tema homónimo, que no fue incluido en la lista. Para el final dejaron “The Splendour of Sulphurous Knowledge”, temazo del disco anterior. La labor de Beelzeebuth es impecable.
Desde la teatralidad de su performance, donde hace muchísimo haciendo poco. Porque no necesita de andar corriendo o moverse como si estuviera poseído, estuvo parado todo el show tras esa mesa/altar, pero su gestualidad, y su pragmatismo para ir utilizando diversas maneras de utilizar sus recursos vocales. Y lo de hacer poco que se entienda bien, no es crítica, es elogio de alguien que con su sola imagen y sus virtudes vocales, llenó de magia el emergente. Y llegó el final. Me quedó la sensación que los lobos querían hacer un tema más y les bajaron el pulgar. Desde el lugar, claro, porque el público quería más, por supuesto. Se hizo la foto y de a poco, la gente se iba acercando a la puerta con una clara mueca en sus rostros de alegría y satisfacción por haber presenciado una magnífica noche de Black Metal.
Luego, mientras degustaba una buena porción de fugazzetta en el Imperio de Lacroze y con la única neurona que no estaba trabajando en pos de dicho alimento, iba armando la reseña de esta noche. Buenas canciones, buena presencia, excelentes músicos, escenografía, actitud. Todo eso es Wolves Winter. Y lo demuestran show a show. Sabiendo que cada paso que dan, es una exigencia para que en el próximo paso superarse. Lo vienen logrando. Y si a vos te gusta el Metal, sea el género que sea, no podes quedar ajeno de vivir la experiencia Wolves Winter.De eso estoy seguro. Dije al principio que iba a tratar de ser lo más imparcial que pudiese, debido a que la música de estos lobos me gusta mucho. Me voy silbando “Mallevs Maleficarvm” a tomarme el 123.