Cynabare Urne – “Obsidian Daggers and Cinnabar Skulls”

Prepárense para un sonido espeso y abrumador basado en riffs sencillos de la vieja escuela y sin destellos de originalidad, pero ojo! Puede llegar a ser muy bueno de la forma en que está planteado. Este primer larga duración transmite una carga de energía oscura realmente engualichante.

La tormenta se desata con “Erida Evoken”. Truenos, piedras y oscuridad serían una buena manera de llevar esto al aspecto visual. Un apocalípsis con invocaciones satánicas de voces graves casi cavernosas, sobre guitarras y baterías veloces en un marco rústico pero totalmente legible.

Acto dos: “Prometheus Bound” desparrama onda (mala onda) con bases gancheras aún en plano de Death Metal vieja escuela.

No hay mucha vuelta, acá se le pega fuerte y de una al clavo.

“Hidden in the Higher Light” comienza mostrando esa pedasadez  que se hará característica más adelante. Como arrastrando kilos de cadenas sobre caminos polvorientos se mueve la música, nos oprime y empuja hacia abajo. Tienen el don de generar sensaciones con muy poco. Inclusive podemos apreciar esto en la portada; con una sencillez que hasta puede parecer mala logran gustar. A veces menos es más.

“Baal-Berit” te golpea al instante. Los temas vienen dándose con duraciones bastante estándar, las composiciones son sencillas pero cambiantes, eso nos mantiene atentos y entretenidos. 

Los repiques de tambores en “Escaping Xibalba” no hacen más que remarcar el clima macumbero de ofrenda. Y voy a subrayar un pequeño detalle de pandereta sobre esto porque nos hace visualizar a una serpiente de cascabel, cosa que me pareció genial. Luego de esta especie de introducción, el tema continúa su camino hacia los inicios del Death Metal.

Un poco de melodía llega en “Dauntless They Are”, pero rápidamente es barrida por una estela de muerte. Guitarras pesadas y azotes de batería cargan de dificultad el camino llevándonos hasta el suelo, arrastrándonos hasta tragar polvo… Otra vez.

Blast, guitarras tremoladas, guturalidad y Deathsmadre sacuden “Besmirch Curse”, mientras que “De Inferi Chaos” nos va llevando lentamente por una escalera en espiral hacia las profundidades. 

“Last of the Icons Alive” parece mixturar el Black con el Death hasta que sorprende con bases allegadas al Speed Metal. Pero no todo termina ahí, también tienen el tupé de meter voces limpias que nos hablan desde un pantanoso Doom. Una bruma del primer My Dying Bride pasó por aquí.

“Misotheist” cierra estos 41 minutos y medio entre Death Metal cavernoso y esa carga pesada que se ha transformado en el estandarte de estas “Dagas de obsidiana y calaveras de cinabrio”… Anotate esa (?)

Cynabare Urne son: Jani Koskela (Voz y Guitarras), Sameli Köykkä (Bajo) y Ville Salonen (Batería)