En alguna que otra reseña que hice para esta página comente que Argentina no poseía muchas bandas de exportación. Bueno aquí sin dudas tenemos una que junto con otras tantas puede sin dudas destacarse. Si, se trata de Dark Warrior, agrupación oriunda de Buenos Aires que nos presenta su flamante nuevo disco “Sick World”.
Para los que no los conocen, Dark Warrior practica un Thrash Metal de la vieja escuela, con reminiscencias a bandas teutonas como Kreator, Sodom y Destruction y otras tantas que los fans como yo de esta vertiente del metal sabrán identificar entre sus influencias.
Ya la intro acústica “Enigma” nos retrotrae a la atmosfera de obras maestras como Pleasure to Kill o Coma of Souls, para desembocar en Darkness Hell, un tema ideal para empezar la placa, a puro tupa tupa, machaques y punteos.
Luego sigue con Burn, donde sorprendentemente tenemos Blast Beats, que realmente arrasan y le dan un toque de ferocidad extra, incluso acercándose a un Black Death. Canción de corta duración, que hace honor al lema de que si lo bueno es breve doblemente bueno.
Enemy Attack baja un cambio y por momentos me recuerda al Kreator de Violent Revolution en adelante, con algo de melodía en alguna de sus partes, pero sin faltar machaques clásicos.
Luego viene el instrumental Judgment con toques de Slayer y también algunos Blast (que a decir verdad suman mucho).
Seguimos con Sick World, el tema que da nombre al disco con un doble bombo a full y, riffs clásicos del género pero también melodía.
L.I.H. arranca con añoranzas a Artillery, siguen los Blasts mezclados con Tupa Tupa arrasando todo a su paso junto con los demoledores solos de Adrián Scoppettone que la rompe en todo el disco, dándole un toque de distinción al grupo. Sin dudas acá tenemos una especie de Alex Skolnick Argento. En Roots, una intro acústica realmente se luce, como así también en la intro de Sign of Death para dar lugar a otro clásico ataque de Thrash clásico. Finalizando con Love Just means Hate y el cover de Artillery Khomaniac del notable By Inheritance, donde siguen las constantes de todo el disco, machaques ,velocidad y buenos
punteos se repiten, ideal para agitar la cabeza.
La voz chillona de Ivan (también guitarra rítmica) calza perfectamente con la propuesta de la banda, recordándonos a Mille de Kreator, y como dije anteriormente el trabajo de Adrian Scoppettone es para destacar, punto altísimo del Guerrero, y un referente de las seis cuerdas. También tenemos una base muy
solida que apuntala este gran trabajo desde sus cimientos, con Jose Manuel Araujo en Bajo Y Francisco Carpintero tras los parches. Una producción clara y potente redondea un muy buen álbum que ningún fan del metal (y no solo del Thrash) debería pasar por alto.
Si, el mundo esta enfermo, pero bueno mientras tanto abran una birra y denle volumen….