Nunca pudimos ver a la banda de Chuck en Argentina, pero al menos tuvimos la suerte de presenciar dos tributos con miembros originales en menos de un año. En este caso la premisa era recrear la primera etapa de Death bajo los comandos del guitarrista Rick Rozz (guitarrista en la época inicial de la banda y también en el clásico álbum «Leprosy»), que junto al bajista Terry Butler (uno de los bajistas más importantes de la escena extrema estadounidense, y responsable del bajo en el disco «Spiritual Healing», pero apuntalado aquí en referencia a su etapa como bajista de gira en «Leprosy»); unieron fuerzas con dos Gruesome (banda que prácticamente es un tributo a Death). Gus Rios en la batería y Matt Harvey (también líder de Exhumed) en el papel de Chuck Schuldiner.
Los encargados de abrir el evento a eso de las 19:30hs. fueron los locales Bestial Perception, brindando un show de exquisito Death Metal (podríamos decir cosecha New York) con un sonido nítido y preciso que supo captar la atención de la gente que comenzaba a ingresar desde temprano.
El turno siguiente era para la banda Corrossive, que con una propuesta un tanto más moderna y variada (Death Metal, pero con toques progresivos, atmosféricos, Thrashers, y un largo etcétera) dejó el escenario calentito para el plato fuerte de la noche.
Intuíamos que Uniclub ya no iba a llenarse, pero la convocatoria era aceptable (un poco más de la mitad del recinto). Intuíamos también que Left to Die iba a sonar bien, ya que las dos bandas locales lo habían hecho. Intuíamos que pese al calor la gente iba a castigarse en el pogo; pero creo que nunca nadie intuyó que el show que íbamos a presenciar sería algo tan épico como lo que fue.
Desde el segundo uno, pudimos disfrutar de una calidad de audio excelente, al punto de que, si no fue de lo mejor que vi sonar alguna vez en ese lugar, le pega en el palo. Como era sabido, la banda repasó todo el disco «Leprosy» y algunos clásicos de «Scream Bloody Gore». Con una batería por demás precisa y contundente, que era lo único que nos mantenía conscientes de que no habíamos viajado en el tiempo, debido a su sonido un poco más actual; porque todo lo demás se sentía como si fuese estar viviendo un show de Death a finales de los 80s. Disfrute al máximo es lo que transmitía cada cara de cada espectador. Ellos (la banda) no son muy expresivos, a excepción de Matt, que como buen frontman interactuaba con la gente, además de cumplir con creces el difícil rol que le tocaba ocupar. La expresividad vocal nos recordaba casi a la perfección al difunto Chuck Schuldiner, quien fue vitoreado en un par de ocasiones. Sinceramente no hay mucho más que contar o explicar, ya que lo vivido casi no tiene explicación. Un show cargado de nostalgia interpretado a la perfección, sin más ni menos aditamentos que los que Death transmitía en esa época. Por ende, y como muchos asistentes remarcaron a la salida del show… Esto fue un viaje en el tiempo.
Desde ya, muchas gracias y felicitaciones a Heresy Metal Media por la organización de un evento sin falla alguna.