¡Amigas! ¡Amigos! Bienvenidos nuevamente a esta erupción incontrolable de palabras que atinadamente hemos dado en llamar “Escrito Sagrado” de Yunque.
Hoy, es el turno de Devildriver.
Nunca fui un gran seguidor de las bandas Nu Metal (otra vez las malditas etiquetas), pero siempre como en todos los órdenes de la vida hay excepciones y una de ellas fue Coal Chamber, que sin ser parte de mis bandas favoritas, había cosas que me gustaban y mucho. Y una de esas era la performance de Dez Fafara. No solo por su manera de cantar, sino también por el desempeño como frontman en vivo. A tal punto que cuando se disolvió, me dispuse a escuchar su nuevo proyecto, Devildriver. Y me voló la peluca!
Mucho más pesado que su proyecto anterior, cantado con más ferocidad, Devildriver, así llamado su homónimo álbum debut, fue una contundente patada directa al maxilar.
Guitarras ultra filosas a cargo de Mike Spreitzer, miembro y compañero fundamental de Fafara en este proyecto y Jeff Kendrick, quien desde el 2014 no forma parte de la banda, escupiendo machaques entre Thrash y Death con mucho Groove, arreglos de muy buen gusto que siempre le suman a la canción. La base, apuntala todo. Un bajo sub-zero (Jonathan Miller) y la batería-ametralladora de John Boecklin desparramando no solo poder sino también neuronas que van cayendo de nuestro cerebro por el feroz headbanging que nos lleva a hacer. Y Dez, claro, impecable, grito acá, grito allá, voz bien agresiva y al palo, que le imprimen ese toque que a mi gusto, hace que todo cierre bien por todos lados.
Temas para destacar, los 12 que conforman este genial disco! (y bueno, viejo, es mi percepción, a mi esta placa me gusto muchísimo en el 2004 y me sigue gustando hoy con la misma intensidad que hace 18 años).
Devildriver, continuó su carrera editando discos siempre de buena calidad y sin perder un ápice de brutalidad sonora.
Soy feliz por haber escuchado a esos cuatro engendros de peinados extraños, muy extraños, llamados Coal Chamber, porque me permitió conocer a Fafara, quien es para mí uno de los grandes exponentes del metal, siempre desafiante con su propuesta y con sus letras. ¡Larga vida a Devildriver!
Bueno, compañeros de aventuras, hasta acá llegamos. Damos fin a una nueva entrega de estas humildes reflexiones escritas, que en esta oportunidad han sido teñidas por un dejo de fanatismo. No me disgusta, y espero que a ustedes tampoco.
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Nos leemos en la próxima salida de esta catarata de palabras apasionadas llamada “Escrito Sagrado” de Yunque!