Hoy nos toca hablar sobre el tercer trabajo de la banda estadounidense Knoll. Se trata de una joven agrupación formada en el año 2017, que viene experimentando con sonidos extremos que pueden ir desde el Grindcore hasta el Black Metal, pasados por un filtro de disonancias corrosivas que abren una línea de espacio caótico de muerte entre propuestas que nos llevarían a pensar en Imperial Triumphant o hasta en proyectos como Portal. No sé si de alguna manera se puede llegar a describir este tipo de música del inframundo, pero acá trataré de volcar mi intento.
El tema que abre esta placa se ha ganado el nombre del trabajo, y puede que sea una digna referencia de todo lo que hay en él. Torbellinos de guitarras disonantes comienzan a envolvernos en la oscuridad lacerante que Knoll nos va mostrando con cadencias que pasan de estar guiadas por violentos blast beats de batería a bases pantanosas. Las vociferaciones no son humanas y apenas logran entenderse, dando por seguro que algo anda mal… muy mal. Casi sin darnos cuenta nos enfrentamos a «Offering». Un tema que huele a podrido, donde las guitarras zumban como moscas y la boca James Eubanks regurgita una viscosidad de espectros que vuelven a ingresar en él hasta por los poros, cuando advertimos que «Wept Fountain» ya está sonando. Como si se tratase de una pesadilla sin final en un laberinto del horror llegamos a «Revile of Light», que nos golpea y araña a base de detalles técnicos que se esconden tras la sombra de la maldad. Una maldad que amenaza con trompetas de muerte y gritos de posesiones demoníacas que elevan las pulsaciones vitales al tiempo del doble bombo.
Sonidos del inframundo nos llevan a «Mereward», donde la muerte viva se arrastra por las paredes desprovistas de arriba o abajo. La musicalización es envolvente y esquizoide. Estamos a mitad de la nada misma cuando aparece el «Guardian Bind» para presionarnos contra los muros sónicos durante dos minutos. Y todo se vuelve inclusive más agresivo en «Unto Viewing». Los temas bajan y suben en climas hostiles que dejan algunos espacios para entender los fraseos disonantes de las guitarras, llevándonos al más allá de la oscuridad. «Portrait» nos remite a la portada, sin reflejo, en tonos grises y muertos desprovistos de gravedad. Sonidos que buscan la saturación en la agresividad y vuelven a caer en una inercia gorgoteante hacia la nada.
Las voces rituales de «Utterance» pasan al caótico «Fettered Oath». Instrumentos de viento y furia avant-garde de minuto y medio nos llevan al final con «Shall It Be», donde podemos llegar a percibir aquel dejo de Grindcore tras las capas del Metal negro que se apoderaron más que nunca de la propuesta en Knoll.
As Spoken es un trabajo asfixiante compuesto por varias texturas y capas de carne muerta, en un camino descendente lleno de huesos y herrumbre. Humedad, viscosidad, delirio funerario, o la exploración de los límites mentales y físicos. Todo musicalizado de una manera uniforme para que los instrumentos guíen a los instrumentistas en un álbum que de ser un film nos podría resultar shockeante. No es del todo único, pero si llamativo y digno de ser elevado, aunque ya no sea necesario volver a pasar por este infierno.