Debo reconocer que descubrí a Liv Yagrell hace unos años atrás, cuando me rompió la cabeza con su anterior banda, Sister Sin, era imposible no sacudir la melena con temas de la talla de “24/7“, “Heading For Hell” o “Figth Song” y sinceramente me dio mucha pena enterarme de la separación de dicha banda.
Sin embargo, me puse muy contento al ver que tenía dos discos como solista en su haber “Follow Me” del 2016, “Burning Sermons” del 2019 y uno recién horneado en los albores de este 2023, que es el que atañe a esta reseña.
Así que hace escasos días, precisamente el 27 de enero pasado del naciente año, mediante el sello “Migthy Music” esta cantante de voz ríspida, nos tare su último trabajo de estudio, que consta de diez temas, para mí la medida justa de temas en una placa, donde se destaca la potente voz de Liv , con una banda volcándose netamente al heavy metal, con algunos tintes modernos, casi Jinjerianos, pero con un toque más de elaboración y ejecución de solos.
Abre la lista de temas la canción “The Process”, donde la poderosa voz de Liv, enseguida se adueña del protagonismo pasando de áspero a gutural por momentos, una correcta apertura de la placa.
La pista que le sigue “Antihero”, la banda recurre un poco más al doble bombo y al medio tiempo, con unos correctos arreglos de teclado tanto al principio como en los pre-coros de la canción.
Tenemos temas bien marchosas como “Forget My Name“ y “Karma” con unos riffs muy potentes, y arreglos de doble bombo que le dan a las canciones la cadencia y variación necesaria como para descollar casi a mitad del disco.
también podemos escuchar canciones para sacudir intensamente la melena (los que la tengan todavía), como lo es “Im The Storm“, que comienza muy progresiva pero se pone muy arrastrada, con unos riffs que parten la tierra, sumada a la potente voz de Liv y a solos y cambios mas variantes.
La pista «D.E.R» si bien es un poco más de lo mismo, cuenta con la participación del vocalista Zakk Tell, de los suecos Clawfinger, muy acertada por cierto, apreciando el ritmo y la pesadez del tema, donde el invitado y la cantante principal se sienten muy cómodos.
La pista “The Swarm” parece ser la excepción a la regla, siendo un poco más vertiginosa de a ratos con respecto a sus antecesoras.
Considero a mi humilde entender, que este disco no es una innovación en lo que a materia musical se refiere, pero si es una obra maestra de ejecución, buen gusto, producción y sonido magistral, que todo eso sumado, da un material de elevada factura. Creo que este álbum estaría a dos pasos delante de sus antecesores, donde Liv Jagrell, a fuerza de convicción nos dice que está más vigente que nunca.