Obituary «Dying of Everything» (Relapse Records, 2023)

Muchas veces se piensa en Obituary como si fuesen los AC/DC del Death Metal. Es una comparación que podría tomarse como ofensiva dentro de un género musical que se ha mantenido en constante evolución y crecimiento. Pero lo cierto es que ¿a quién no le gustaría ser comparado con AC/DC? Más allá de ridiculeces o comparaciones que hacen al folclore de la jerga metálica, debemos decir que esto está ligado a que los muchachos de Florida siempre se mantuvieron andando por un mismo camino. Derrapes más, derrapes menos, nadie puede negar que Obituary siempre fue Obituary. Al igual que los australianos (comandados por la familia Young), la banda de los cincuentones que hoy nos ocupa, se encuentra liderada también por hermanos; John y Donald Tardy (Voz y Bata, respectivamente), más el guitarrista Trevor Peres, que anda junto a ellos desde 1988. También cuentan con la presencia de una gran (y no lo digo solo por el tamaño) eminencia en las cuatro cuerdas, el Sr. Terry Butler (ex-Massacre, ex-Six Feet Under, ex-Death, entre otras), y Kenny Andrews en la guitarra líder. 

Poco les importa que los acusen de hacer siempre lo mismo, como poco les importa filmar un Live Stream en patas (por cierto, el más sincero, real y digno que vi en épocas de pandemia), y poco les importa salir con cara de tujes, o sonreír para las fotos. Porque Obituary es una banda única.  

Lo primero que llamó mi atención y sumó fe sobre este nuevo trabajo fue su portada. Casi que podríamos clasificar sus álbumes a través de sus tapas. Algo que no aplica, ni debe tenerse en cuenta bajo ningún aspecto si nos referimos a la música en general; pero en Obituary parece no ser detalle menor. Sus paisajes desoladores o apocalípticos vuelven a tener peso en nuestra atención, y eso ya es un buen augurio.

«Barely Alive» pone primera y sale arando desparramando chispas. Un audio semi crudo, pero cuidado y brilloso, nos refleja la imagen de la banda hace décadas atrás. Latiguillos clásicos en las voces inmaculadas de John y un tufito a Slayer parecen ser la mejor opción para una primera impresión. En la siguiente «The Wrong Time» la cosa se acerca un poco más a la etapa del World Demise, mientras que en «Without a Conscience» vuelven a refregarnos esos riffazos sencillos y pegadizos que parecen estar hechos para voces rapeadas, siendo una característica de inagotable manufactura Obituarense. 

A los tiros arranca «War», y tal vez se vuelve algo somnífera debido a su mid tempo Hardcore; aunque contiene un solo de guitarra muy disfrutable. Tal vez sea un tema que está puesto a propósito antes del que le pone el título al álbum, ya que el contraste se hace más efectivo con la rudeza de «Dying of Everything». 

La vibra World Demise continúa en «My Will to Live», y «By the Dawn» que se abren con base pesada al estilo clásico de sus primeras placas, sorprendiendo con un solo de detalles Bluseros, a cargo del guitarrista de Nasty Savage, David Austin.

Tanto «Weaponize the Hate» como «Torn Apart» suenan como si fuesen temas rescatados de entre medio de los gloriosos «The End complete» y «Cause of Death» (en ese orden), con matices frescos, solos entretenidos, y unos músicos que parecen haber estado en criogenia. Deciden dejar la pieza más floja para el final (Be Warned»), aunque admito que me gusta su atmósfera espesa de putrefacción. 

Esta onceava entrega sube algunos escalones (a mi gusto) con respecto a sus anteriores trabajos. Tal vez hasta arriesgue a decir desde hace casi veinte años. Es un disco lleno de riffs típicos, con un sonido estridente de cuerdas, las voces eternas, intemporales y acrónicas del hermano mayor, y el poderío rítmico incansable del más joven (inclusive de toda la banda, con 53 años). Obituary aún suena fresco y entretenido por más que utilicen siempre la misma etiqueta. Es una etiqueta que sigue pegando. No hace falta decir que no es su mejor obra, pero podemos estar seguros de que siguen caminando entre los muertos y van a arrancarte un pedazo de cerebro. O de corazón más bien, porque Obituary no sorprende, pero se lleva en el corazón.