Una sola vez tuve la suerte de ver a esta aplanadora en vivo y fue en «El Teatro Flores» en el año 2015, aunque debo confesar, que el motivo más grande, fue poder ver tocar en vivo al tremendo Dave McClain, quien entonces estaba a cargo de los tambores en la banda del infatigable Rob Flynn, sino me equivoco durante la gira de “Bloodstone & Diamonds”, en un apoteótico show de tres horas cargado de poder y sonido avasallante.
El pasado 26 de agosto, mediante los sellos Nuclear Blast e Imperium Recording, la banda oriunda de Oakland, Estados Unidos, nos trajo su ultimo material de estudio, el décimo en su palmarés, con la novedad de ser el primero con el guitarrista Waclaw Kyeltyka, que ya estaba en la banda desde el 2019, recordemos que la pandemia obligo como en muchos casos, a un forzoso impasse de actividades.
Podríamos decir que se trataría del primer álbum conceptual de la banda, ambientado en un lugar futurista, muy a lo Blade Runner y “Obsolete”, de los machacantes “Fear Factory”, incluso los personajes son dos cargándose a todos aquellos que mataron a sus seres queridos.
Otra particularidad de esta placa es que fue lanzada a través de varios simples, o sea, al día del lanzamiento oficial de toda la placa, ya se conocían por lo menos seis de la totalidad de sus canciones.
Abre el Lp,” Slaugther of the Martyr” y como era de esperar es un tremendo Cross al mentón, que a pesar de sus diez minutos de duración no tiene ningún desperdicio y va derecho a los bifes.
La ganchera “This is the End” nos lleva a lo mejor de “Unto the Locust”, maciza, potente y sonido compacto, producción impecable, como así también tenemos sonidos mucho más oscuros y densos en canciones coomo “Kill the Enemies”.
A mitad del álbum tenemos interludios que van desarrollando la historia que atañe a este disco conceptual del grupo. Tenemos temas que van también por un lado más comercial, tal es el caso de “No Gods,No Masters “, pero hay que reconocer que el estribillo se convierta en caballito de batalla en los shows de la agrupación.
Creo que es un buen disco y que responde a la demanda de sus incondicionales que pedían un retorno al sonido un poco más tradicional y que les hizo ganar tantos adeptos que iba por el lado groovero y agresivo de sus días dorados.
Si bien, este trabajo no está a la altura de “The Blackening” o “ Unto The Locust”, podemos decir que es un buen regreso y que los llevaría al camino correcto que esperan los seguidores de la banda.