La tercera visita al país de los legendarios Overkill se produjo en medio de un aluvión de bandas, por lo que intuíamos que el Teatro Flores esta vez no iba a estar tan colmado. Pude verlos en su flamante show del año 2010 (si mal no recuerdo) con un Teatro Flores explotado de gente. Me los perdí en su segunda visita de 2019, de la cual recibí críticas bastante negativas en cuanto al sonido, y ahora me tocaba presenciar este “Scorching Latin America 2024”, donde nos encontraríamos con la particularidad de que D.D. Verni sería reemplazado por el ex bajista de Megadeth, Dave Ellefson, debido a un accidente que lo imposibilitaba para poder tocar.
Inauguraban la velada los locales Hamvides, para desparramar su Thrash de temática argento-proletaria que va directo al hueso. Si bien la banda supo sonar ajustada y potente, la escasa concurrencia a poco de que se abrieran las puertas no lograba absorber el impacto sonoro; lo que podía llegar a generar algún malestar en los oídos de algunos asistentes. Con solo bajar unos pocos decibeles hubiésemos disfrutado de tal vez el mejor audio de la noche.
Al poco tiempo saldría la segunda banda invitada a escena, Pucará (o IA-58 Pucará). El Teatro Flores comenzaba a recibir grupos más grandes de asistentes, los cuales se acercaron para copar la valla en el show de los Thrashers comandados por el vocalista Guillermo Tarzia. Su propuesta suena algo más añeja que la de la banda anterior, de hecho, lo remarcaron y dejaron bien claro con el clásico “A Lesson in Violence” de Exodus. Lo que no fue del todo claro es el audio. Algunas frecuencias se aunaban para empastar las cuerdas mientras el redoblante se perdía a lo lejos del escenario. Claro que los muchachos lo dieron todo, y esto solo pasaría a ser un detalle menor. El problema fue que esos mismos detalles no serían menores en Overkill.
Esta gira se da en el marco de presentación del nuevo disco de los Neoyorquinos, por ende, era de esperar que salgan a escena a quemarnos con el que le pone título al álbum, “Scorched”. Luego se irían una docena de años para atrás (y un poquito más) con “Bring Me the Night” y “Electric Rattlesnake” pero al llegar los clásicos, como “Hello From the Gutter”, “Coma” u “Horrorscope” caeríamos en la cuenta de que el sonido no iba mejorando mucho al pasar los temas. Desconozco si el operador era el mismo que el de la banda anterior, pero los problemas sí lo eran. El redoblante de la batería se perdía en el fondo del escenario, y cuando quería asomar un poco, la reverberancia exagerada lo volvía a hacer retroceder. Inclusive la misma banda notó que había problemas, ya que de hecho hasta cambiaron de redoblante para ver si la cosa se solucionaba. Las guitarras lograban mantener a flote el barco mientras la voz inmaculada de Bobby nos sacaba una sonrisa.
Otro punto a remarcar fue la presencia de Ellefson que, si bien supo imponerse manejando el medio del escenario y agregando algunos coros, si nos tenemos que referir a lo técnico, el sonido del bajo no llegó a sobresalir. Nadie puede negar la calidad de bajista que es el ex-Megadeth, pero tampoco podemos negar que el 50% del audio de Overkill es D.D. Verni. El bajo de David no logró imponerse por sobre las guitarras, y aunque nadie esperaba eso, creo que tampoco logró sonar a Overkill. Obviamente pudimos diferenciar y entender cuando amagó con “Peace Sells”, pero no mucho más. De todos modos, esto no llegó a opacar la fiesta para todos asistentes, y hubo temas que la subieron como “Elimination” (con una buena ronda de pogo), “Rotten to the Core” o el gran final con “Fuck You”, pero los detalles citados a veces pueden pegar menos y a veces pueden pegar más. Lamentablemente esta vez me inclino por la segunda opción. La vara de la primera fecha no pudo ser superada… quizás sí la de la anterior.
Todo lo demás estuvo bien, el Teatro Flores es un buen lugar para ver bandas y las productoras California Sun y Hellnoise Booking se jugaron unas buenas fichas para hacerlo posible. Desde ya muchas gracias por permitirnos cubrir el evento.