Pentagram «Latin America Rituals 2025» en Uniclub (25/3/2025) junto a Wicca y Monje.

La propaganda visual es un arma de doble filo, pero a Bobby le ha dado suerte. Todo el que esté leyendo esto seguramente esté al tanto de quien hablamos; mínimamente debido al meme de los ojos saltones y pelos al viento que anduvo dando vueltas alrededor del mundo. En mi caso el contacto se produjo algunos años antes (si bien sabía de la existencia de la banda, sinceramente jamás le había prestado atención). Pero allá por el año 2011(un par de años después del exitoso documental de Anvil) fui a dar con la película «Last Days Here», una filmación estilo documental en directo de nuestro viejo y su banda. Desde entonces recomiendo este film a cualquier persona que guste del Heavy Metal. No sé si existen muchos documentales que puedan transmitir tanta crudeza, brillo y oscuridad como el citado… en fin. Esta era la segunda visita al país de Bobby y sus muchachos (con otra banda, por cierto), y allí estuvimos para contarles lo que pasó.  

Prácticamente a la hora señalada el recinto se llenó de humo para recibir a la primera banda local, Wicca333. Con unas pantallas cargadas de imágenes de antiguas películas bizarras, los comandados por Aixa dejaron en trance a los asistentes que habían ingresado desde temprano, ocupando ya la mitad del recinto (algo que no es muy común de ver). Un sonido perfecto, una actitud casi estática y un juego de luces que combinaba a la perfección con las pantallas, fue un combo totalmente atinado para el inicio de una velada inolvidable. Su música mixtura estilos como el Doom más añejo, con pinceladas de música Stoner. Sencillo y efectivo, para llevarse la aprobación y el aplauso de cada asistente.

Luego seguiría Monje, otra agrupación que podríamos enrolar dentro del Doom Metal, pero esta vez no tan añejo. Si bien no suena descabellada su inclusión en el evento, creo yo que actuando de soportes de bandas como Down (de Phil Anselmo) encajarían mejor. Voces guturales, cuerdas graves con una pesadez y agresividad de ejecución milimétrica también fue un combo entretenido de ver. Y también sirvió en cierta medida para abrir el espectro musical de los temas que se oirían de fondo hasta que Bobby y sus muchachos pisaran las tablas. Esto fue desde Pappo con Aeroblus, pasando por Cathedral hasta Napalm Death.  

En Uniclub no cabía un alfiler y el calor era agobiante, pero ahí estaba Bobby en escena fresco como una lechuga para entretenernos durante una hora más.  

Esta gira viene con la formación de su reciente disco, «Lightning in a Bottle», y era obvio que un par de temas de ahí iban a sonar, pero creo que nadie imaginó que la mitad de su set saldría de ese álbum. No es una queja, ya que estamos hablando de un trabajo tan bien recibido que podría ser comparable (salvando las distancias) al «Blood of the Nations” de Accept. Nadie se hubiese quejado si en el año 2010 te metían media lista de ahí, y de hecho hasta el día de hoy siguen tocando varios temas de ese álbum. No creo que sea para tanto, pero no me extrañaría si en un futuro Pentagram continuara tocando varios temas de su hasta ahora última placa. «Live Again» fue el primero en desprenderse de ahí, para luego pasar a un par de clásicos como «Starlady» o el «Ghoul» que tanto lo ha hecho famoso últimamente, y que se encargó de remarcar.  

«When the Screams Come» y «Sign of the Wolf» fueron otros clásicos que se colaron entre algunos temas de su flamante «Lightning in a Bottle», donde pudimos ver una especie de subdivisión en el escenario. Por un lado, con la base precisa de bajo y batería (este último también toca en Saint Vitus), y por el otro con Tony Reed en la guitarra, jugando y divirtiéndose con Bobby Liebling.  

El calor parecía no importarle a un público que bailó y pogueó en partes iguales, que arengó y acompañó cada mueca del cantante con una sonrisa, disfrutando a más no poder de la fortuna merecida de Bobby, quien se ausentaría un minutito sobre el final del show, para volver con su banda a regalarnos dos clásicos más, a modo de bises. Era obvio que no se podían ir sin tocar «Forever My Queen» y «20 Buck Spin» para coronar la fiesta.

Gracias Noiseground por hacerlo posible y permitirnos estar ahí.