La verdad, esperaba muy ansioso el nuevo trabajo de los británicos, más aún luego del descomunal show que dieron el 20 de noviembre del extinto 2023 en el Teatro de Flores, siendo para mí, el mejor show que presencié en el año, superando incluso al de Def Leppard en marzo y Scorpions en abril, una aplanadora, una muralla de sonido, sin fisuras, hiper compacta y con un Biff Byford cantando como hace 30 años, siendo uno de los mejores frontman que vi en mi vida.
En fin, volviendo a lo que nos atañe, el pasado 19 de enero y a través de la firma Silver Linimg Music, estos sempiternos muchachos nos traen el que sería su número 16 en su legendario palmares.
La producción estuvo a cargo del mago de las perillas Andy Sneap, quien también ha hecho maravillas en Judas Priest (en las seis cuerdas) y en Accept. Sumado a la química de la banda, el resultado es una maravilla, estando incluso para mí un paso más adelante que «Carpe Diem”, que había dejado la vara bastante alta, pero cuando el buen gusto es natural, los riffs y las ideas salen solos y… ¡De qué manera!.
Ya desde su inicio, luego de una Intro muy sugerente (“The Prophecy”), con el tema homónimo (uno de los video clips oficiales) al nombre del disco, la banda golpea a sus seguidores con potencia y buen heavy metal, mostrando a un Brian Tatler que está a esa altura y que no le tiembla la mano al reemplazar al entrañable y genial Paul Quinn.
En el segundo tema, la banda se pone machacante y baja un cambio, pero da lugar a la que es para mí la joyita del disco, “Madame Guillotine”, donde en esas bases se sintetiza la quinta esencia del heavy metal, transportándonos a “Solid Ball Of Rock“ y con una parte melódica muy de Accept en el medio.
La intro de batería a cargo de Nigel Glocker en la pista “ Fire and Steel“, nos prepara para el puñetazo en el mentón para una canción con una interesante combinación de Speed y Power Metal, sumado a la rasposa voz del infatigable Biff, que le da al tema la cuota de poder que necesita.
El tema que sigue en la lista, es el otro sencillo de adelanto del álbum, con su correspondiente video clip, y estamos hablando de “Theres Something In Roswell”, que hace hincapié en la facilidad narrativa de la banda en todos los temas que ejecute, pasar de las cruzadas a encuentros cercanos del tercer tipo en un abrir y cerrar de ojos, sin perder nunca el toque, eso acompañado por supuesto, de potentes bases, esta vez un tono más abajo, lo que le da al tema más fuerza aun, permitiéndole a Biff alcanzar esos tonos imposibles a los 70 y pico de años .
“Kubla Khan and the Merchant Of Venice”, tiene una pizca incluso de Maiden, con unos interludios ejecutados magistralmente y cosas progres incluso, que no le restan poder para nada a la banda y mucho menos al tema.
En “Witches Of Salem” y “1066”, la agrupación se sumerge más aún en el poder de antaño, sumándole algunos arreglos intrincados, dándole al inagotable batero el protagonismo de las pistas y de esta parte que se encarga de clausurar el disco, transportándonos a “Dallas 1PM”.
“Super Charger”, se encarga de cerrar esta obra magistral del heavy metal, que es eso, heavy metal en su máxima expresión, Saxon aquí nos demuestra que cuando hay ideas, buen gusto y convicción, todo fluye de la mejor manera, si señores Saxon lo hizo de nuevo.
El NWOBHM, está más vivo que nunca con discos así, bases simples y sólidas, tremendas voces, e incluso melódicas cuando la canción se lo exige al sempiterno Biff , en definitiva, un disco que por más que uno le busque puntos débiles, no los tiene, la banda no comete el error de ser reiterativo por el buen gusto, todo lo contrario, tiene una consistencia de acero y ni va ni un mes del 2024 y para mi, es candidato a disco del año, solo espero el nuevo de mis amados Judas Priest en marzo, que por lo que escuche va por ese camino también.