¡Amigas! ¡Amigos! Bienvenidos una vez más a este pandemónium palabrero, donde intentaré transmitir las sensaciones causadas por distintas bandas en mi persona, en este simpático reducto que grácilmente hemos denominado Escrito Sagrado.
Los invitados de hoy, “Septic Flesh”.
Conocí a esta muy buena banda con la edición de su segundo larga duración, llamado “Esoptron”-1995, (anteriormente había salido “Mystic Places Of Down”- 1994). Esa primera experiencia no me llamo demasiado la atención, para ser sincero me pareció un disco con algunas buenas ideas, un sonido flojo y el concepto general desparejo.
Con la llegada de “The Orphidian Wheel” (1997) a Sotris Vayenas-guitarra, Spiros Antoniou-bajo y voz, Christos Antoniou-guitarra se suma Natallie Rassoulis. El cambio es notable y este disco ya juega otra liga. Mejor sonido, mejores ideas y muy buenas canciones. Pegadito vendría “A Fallen Temple” (1998), un disco más cancionero, pero igualmente efectivo. A tal punto que se volvió una banda a la que no le perdía pisada, esperando material nuevo, a pesar que salía uno por año, y también esperando por ESE disco que hiciera la diferencia.
Claramente no fue “Revolution DNA” (1999), álbum que para mí fue un paso atrás. “Sumerian Daemons” llegaría en el 2003 y con él la separación de la banda. Breve, pero separación al fin. Para el año 2007 se volverían a juntar y editarían el muy buen disco “Communion” (2008), a mi entender, era el mejor disco hasta ese momento.
Si, Septicflesh había vuelto con todo y así lo demostraba en sus canciones (Lovecraft’s Death, Anubis-temazo!, Communion, Persepolis). Pero el gran paso lo daban tres años después, con la llegada de “The Great Mass”, el excelente disco porque posé mis sentaderas en la silla para escribir estas líneas.
El comienzo con “The Vampire From Nazareth” auspiciaba un álbum a otro nivel. Si bien es cierto que no me gustan las bandas que “abusan” de las orquestaciones, debo confesar que los griegos lo hacen muy bien. Le agregan un perfil más épico a las composiciones, que es no solo de lo mejor del disco, si no de la carrera de los Sépticos.
Luego de un calmo comienzo con voces limpias incluidas, explota el tema con una hermosa marcha, que nos lleva hacia el fin, donde vuelve el clima y las voces limpias del principio. ¡Excelente! “The Great Mass”, es el encargado de continuar la faena, con un inicio, entre violento y denso, que va ganando en intensidad, hasta introducirnos en su tenebroso mundo de voces limpias, coros, climas, orquestaciones, que desemboca en un verdadero pandemónium sonoro, en lo que es sin dudas EL tema de esta obra de arte.
“Pyramid God”, y su riff agradable y entrador nos va llevando por un camino de voces guturales, donde predominan los climas y ese riff del comienzo. El final, bien death metal, con un blast que grita presente. Luego, “Five-Pointed Star” amaga con traer un poco de calma, pero es solo eso, un amague. “Oceans Of Grey”, tema que parte el disco en dos, sigue en la vena de su predecesor.
Adentrándonos en la última parte de esta genial obra, nos topamos con “The Undead Keep Dreaming”, que la variación de las voces limpias, guturales y los coros de fondo le dan todavía más emotividad al tema y su historia.
Otro punto alto de esta placa es “Rising”, el cual viene a ser el tema más clásico del disco, sin orquestaciones ni grandes pompas, pero no por eso menos efectivo, muy buena canción. A continuación, “Apocalypse” y “Mad Archiquect” nos acercan al final. Dos buenas canciones, a la altura de la obra.
Y así llegamos al final de esta brutalidad sonora con “Therianthropy”, un comienzo a voces limpias nos lleva hacía un final más calmo, si es eso posible en este disco. Una canción más clásica, que hace que tu cabeza lleve el ritmo sin frenar.
Sin dudas, este es el disco que hizo a Septicflesh dar ese paso distinto al que venían llevando. Tal vez para algunos el uso de orquestaciones sea un impedimento para disfrutar esta obra. No para mí. En esta producción no hay nada que sobre, ningún recurso usado en exceso, todo lo aquí vertido está pensado y utilizado en su justa medida. Un disco pensado, compuesto y ejecutado fue hecho con las orquestaciones bien presentes, como así lo demuestran los videos subidos por la banda, donde la acompaña una orquesta. Grandísima obra no solo de Septicflesh, sino de todo el Death Metal. ¡Brindo por eso!
Hasta aquí llegamos amigos de la carne séptica, este viaje de la gran masa de Death Metal hacía las orquestaciones de la antigua Grecia ha llegado a destino. Pueden dejar sus comentarios a través de las redes sociales del portal, sea en la publicación o en la historia. Se aceptan críticas y sugerencias tanto como elogios, eh!
¡Nos leemos en la próxima salida! ¿Dónde? ¡Acá, claro! ¡En los Escritos Sagrados de Yunque!