Desde San Salvador de Jujuy, en el norte de la República Argentina, el trío de Death/Thrash nos presenta su primer larga duración. Y bien aplicado está el “larga duración”, porque contadas son las excepciones (Devastación por ejemplo) en que un disco del género local supera los cincuenta minutos.
Aunque grabado en su propio Home Studio, el material cuenta con un sonido de grueso calibre. Desconozco el Kueva Studio de la provincia de Salta donde se mezcló y masterizó, pero de seguro le suma unos buenos puntos a esta producción.
Sin pelos en la lengua, “Lacra humana” despotrica por el egoísmo y la destrucción que el hombre genera. Entre bases violentas y medio tiempos tenemos cortes, cambios, y guitarras que se mueven con gustosas melodías arábigas.
“Bestial Demonio” ocupa el segundo track, y sabemos que este lugar suele estar reservado a lo más difusible, así que le han atinado, porque los riffs se te pegan, los estribillos levantan y la violencia característica está presente escupiéndole a la cara a las instituciones religiosas.
“Dios del Miedo” continúa en la línea, pero entre sus machaques nos muestra algo del viejo Thrash germano, mientras la voz nos grita razgante, pudiendo quedar bien parada tanto en el Death como en el Black Metal.
En “Cegando la Razón” podríamos pensar en Slayer por algunos breves instantes, antes que estos sean barridos por una gran ira apocalíptica.
Asesino, “Demente”, oscuro y veloz. Las guitarras sacan chispas y los bombos golpean en uno de los momentos más salvajes (que no son pocos) del álbum.
“Teocratismo” es un compendio de todo lo que venimos escuchando. Bases rápidas y a medio tiempo, algún blast, un poco de Thrash vieja escuela o algún dejo de oscuridad, que también estarán presentes en el siguiente “En silencio”, pues de silencio no tiene nada. Desparrama ultraviolecia a discresión.
“Prevalecer” es un impulso a elevar la fuerza interior, aunque esto sea a puro azote.
“En las tinieblas” trae un poco de calma que actúa como introducción a la ya marcada ultraviolencia. Cadencias mórbidas, voces dobladas y guitarras fantasmales que se mueven como miles de almas deambulando, nos llevan a los siete minutos finales de “El despertar”. Este contiene un recitado del papa negro: Héctor Escobar Gutiérrez, que le suma interés y clima a la composición. Pero también lo hacen los pasajes y arreglos de guitarras, que lamentablemente pasan muy rápido. Tal vez ahora con la nueva incorporación de otro guitarrista (Iván Peralta) puedan explayarse más sobre estos detalles, aportándole aun más dinamismo y variación a su propuesta.
Como remarcaba al principio, no es común, ni fácil cargar con tanto tiempo de duración en una obra de Death Metal, donde el promedio marca los cinco minutos por canción. Y donde Inclusive sus piezas de seis o siete minutos se hacen muy llevaderas. Eso nos dicta de la labor en función del detalle y el concepto general.
Otra cosa a destacar es el sonido presente del bajo y lo bien que trabaja con la batería.
En las profvndidades del horror es un muy buen comienzo, cargado de Death Thrash disfrutable donde podemos citar desde Vader hasta Belphegor, pasando por otras pinceladitas que a mi entender y humildemente les he remarcado.
Vadra son: Marko German (Guitarra y voz), Martín Bena (Bajo), Manuel Montyz (Batería). Ivan Peralta: Guitarra (de reciente incorporación)