La legendaria banda griega de Black Metal (género que resume a groso modo su propuesta) nos presenta su séptimo hijo sobre el final de este 2023. El vocalista Stefan y los suyos vienen serpenteando en las arenas del under extremo desde finales de los 80s, siendo una de las bandas precursoras de la región en practicar el metal negro. Tal vez no gozan del reconocimiento de agrupaciones como Septicflesh o Rotting Christ, pero no por eso debemos minimizar su importancia en la gestación del movimiento extremo de dicho país.
No voy a exagerar ni mentirles escribiendo que sigo a esta banda desde sus inicios, porque no es así. Ni tampoco conozco toda su obra en profundidad, pero sí puedo afirmar que su propuesta en algún momento fue interesante, y que aún conservan esa magia que los caracteriza, por más que al escucharlos nos parezca que ya hemos oído muchas veces lo que Varathron hoy expone. El detalle es que no hay que olvidar que ellos fueron de los primeros en hacerlo.
Con una discografía bastante sólida, y un anterior trabajo (Patriarchs of Evil de 2018) que fue muy bien recibido, ahora vuelven a la carga con una obra levemente más ambiciosa. “The Crimson Temple” nos seduce visualmente con su tremenda portada a cargo de Paolo Girardi. Pero también guarda hechizantes composiciones que nos sonarán algo más medidas quizás en cuanto agresividad (que también la tiene), pero tal vez mas majestuosas en su totalidad.
La “Ascension” al paganismo se manifiesta instantáneamente en un instrumental ritualístico que nos lleva a “Hegemony of Chaos”. Las melodías de las guitarras nos conducen por un camino infernal donde resalta el pulso del bajo. Todo suena limpio y cuidado, con algunos colchones de teclado por debajo que logran aclimatar la obra, generando una especie de hipnosis cinematográfica que nos mantiene en quietud ante los distintos cambios que Varathron nos ofrece.
Eligieron la siguiente “Crypts in the Mist” para realizar el primer video oficial, y entendemos el por qué. Las bases se adhieren a la membrana cerebral con facilidad gracias a melodías helénicas con riffs y detalles del Heavy más clásico. No es casualidad la sensación “Fear of the Dark” Maideneana en “Cimmerian Priesthood”, donde la voz de Stefan Necroabyssious encara personificaciones teatrales cargadas de orgullo blasfémico.
“Sinners of the Crimson Temple” baja un cambio, pero continúa mostrando melodías clásicas del Heavy Metal que no se pierden, pero se vuelven mucho más Thrashers en “Immortalis Regnum Diaboli”, o más pesadas y densas en “To the Gods of Yore”; mientras que “Shrouds of the Miasmic Winds” retoma la epicidad de los primeros temas. Cargado de adornos de teclado, baterías con mucho doble bombo, blast beats, bajos pulsantes y melodías ancestrales que obviamente pueden recordarnos a bandas como Rotting Christ… aunque estos coterráneos lleven el mismo tiempo (o quizás más) mezclando sus raíces con el metal negro. Las atmósferas épicas son una constante por más que se encuentren dosificadas. Podemos notar el hilo conductor en “Swamp King” con toda la obra. Guitarras melódicas a base de wah-wah o instrumentación y voces corales de oriente medio, forman una demostración cultural bastante entretenida que decae un poco en “Constellation of the Archons”, ya que siete minutos y medio a esta altura necesitarían un poco más de acción para no generar algún bostezo. Si bien es cierto que los solos de guitarra (que no abundan en el álbum) o las partes más folclóricas aún nos pueden enganchar, terminan siendo estas las únicas razones positivas de los minutos finales. Hay algo de Death, hay Black Metal, hay clima (levemente sinfónico, levemente Folk) mucha melodía y un enfoque clásico en la composición que forman los firmes pilares para que este Templo Carmesí pueda ser visitado cada tanto, y pasar en él un buen rato.