Los belgas, hoy transformados en cuarteto, han editado su onceavo larga duración. Esta vez han basado un poco la línea del disco en el personaje de Wayland Thurston (de cuya portada creada por el archiconocido Pär Olofsson, han lanzado una figura de acción). La historia se remonta a casi cien años atrás, cuando el escritor H.P. Lovecraft dio a conocer una de sus grandes obras, «La llamada de Cthulhu». Donde se invocan a demonios y seres de otros planos, para que den fin al mundo que conocemos. Todo esto desde una óptica retocada por Aborted, sobre un personaje fascinado con el asesinato, y que claramente no está en sus cabales.
Como suele ocurrir con sus álbumes, en el inicio tendremos una especie de introducción pesada y asfixiante, que nos arrastrará hasta el corte que le pone nombre al álbum. Un despliegue de poder con los clásicos toques que los identifican, cargado de riffs entretenidos y una dinámica que une todas las piezas de una forma sistemática.
«Impetus Odi» nos dispara a discreción desde la batería. Luego bajará a un medio tempo y volverá a subir entre voces demoníacas. Las guitarras asesinas no perderán la teatralidad, y desde solos hiper veloces pasarán a destacar los bombos para inducirnos a unos headbangings esquizofrénicos.
«Portal to Vacuity» aplica oscuridad hasta sumergirse en un torbellino de ultra violencia a gravity blast, en una línea de tiempo que te lleva a un futuro distópico de maquinarias pesadas mecanizando lo orgánico. Mientras que el siguiente «Dementophobia», del cual realizaron un video en la onda de la vieja serie de televisión animada Scooby-Do, le agrega mucho gancho cuasi groovy, dándole otro tipo de modernidad a la propuesta.
Algo para destacar es también el trabajo de Sven, con su conjugación de voces y matices poderosos, que podremos disfrutar en temas como «A Vulgar Quagmire», mixturándose con musicalizaciones extremas modernas y demoledoras.
Pequeños detalles le aportan a este trabajo un aire rejuvenecedor en su propuesta, como el instrumental de pianos tétricos «Verbolgen», que hace de introducción al castigador «Ceremonial Ineptitude», de cadencias pesadas desde las cuerdas, sobre baterías ultra veloces. Todo rodeado por un clima oscurecido que le calza perfecto.
«Drag Me to Hell» parece hacer referencia a la película de terror de 2009 (recomendable, ya que estamos), con una atmósfera opresiva peculiar y dignísimos solos de guitarra. Tal vez, al pensar en el film, haya sentido algo en la música que me ha arrastrado al infierno. Así caemos en «Grotesque», lleno de voces frenéticas, con clima y melodía desde las guitarras. El combo Aborted de riffs Deathmelódicos y progresivos a base de baterías monstruosas sigue en su punto alto, a pesar de estar llegando al final. Para el cual pretenden engañarnos por unos momentos con la melodía acogedora de «I Prediletti: The Folly of the Gods», que nos hará entrar como conejitos a una carnicería musical.
Maniacult, aunque no lo parezca, resulta ser un disco bastante variado. Es claro que podrán encontrar aquellos pequeños detalles a lo Carcass, mezclados con altas dosis de brutalidad, momentos cercanos al Deathcore, o inclusive aires a Black Metal. Pero siempre bajo una producción cuidada y pulida al máximo, con un sonido nítido, trabajado desde lo mecánico. No hice el detalle sobre los tracks, pero varios de estos cuentan con invitados agregando sus voces (aunque realmente no parece hacer falta, y aquí vuelvo a citar la excelente labor de Sven). Tal vez la diferencia con los anteriores trabajos (que fueron bastante buenos, por cierto), sea que se volcaron un poco más a transformar las composiciones en «canciones», y han logrado quebrar la monotonía sin dejar de sonar brutales. Esto es un punto de vista personal por el cual se me ha hecho más entretenido de escuchar, aunque habrá otros aficionados que preferirán aquellos trabajos donde el baño de sangre es continuo.
Aborted son: Sven de Caluwé (Voces), Ken Bedene (Batería y teclados), Ian Jekelis (Guitarras) y Stefano Franceschini (Bajo).