Al instante, por el nombre y la portada, deducimos de qué se trata esto. Buenos Aires Death Metal puro y a la vieja usanza.
De hecho, si fijamos la vista en el arte notaremos que esas pinceladas nos son familiares. Este pertenece al gran Federico Parolo, quien ha ilustrado gran parte de la carrera de los ya disueltos Eternal Grave. Así que prepárense porque acá va a correr sangre…
A modo de intro, “Preludio del Horror” camina lentamente entre melodías oscuras y armoniosas para lanzarnos como cadáver embolsado a “La Última Masacre”, donde el Death Metal clásico se hace presente con estructuras que podrían representarse en el Cannibal Corpse de finales de los 90s.
“Jornada Brutal” golpea y salpica. La guturalidad en la voz de Leo es de tinte cavernoso, con mucho grave y matices que pueden hacernos acordar a Benton (Deicide) en su etapa más clásica.
Un ritmo ganchero y machacante se apodera de “Putrefacción Perpetua”, donde el bajo se mueve de una manera impoluta.
Luego de una intro de guitarras llevaderas, caen los cortes mutilantes y, otra vez, se desata la barbarie. Aunque advertimos que en esta “Sanguinaria Represalia” cada movimiento está estudiado, y que la forma de cometer estos actos no es cosa de improvisados.
“Suprema Castración” está puesto a la mitad del álbum, fin del lado “A” si nos hacemos del cassette. Y actúa como tema englobador de lo que veníamos escuchando. Mientras que “Violenta furia irracional”, como bien indica el título, es un compendio de golpes veloces, con una letra basada en la irracionalidad (justamente) de seres que acuden a un espectáculo deportivo con el fin de mostrar su involución personal.
Las formas introductorias se hacen marca registrada en Cadaver Putrefacto. “Necrofobia” se carga esto de manera más acústica, y se desenvuelve con varias partes en un instrumental que no se despega demasiado del concepto general.
El que le da nombre al álbum lleva un movimiento que mixtura un poco el Thrash con el Death Metal, algo emparentable a la otra banda del vocalista (Rigor Mortis).
Cabe destacar que se hace muy entretenido y llevadero el trabajo de interacción del bajo con las guitarras. Y también podemos decir que hay una notable evolución en el sonido si lo comparamos con su anterior larga duración, “La maldición del zombi errante”, de 2017. La idea de Cadaver Putrefacto es recrear el Death Metal de la vieja época de bandas como Cannibal Corpse, entre otras. Esto está a la vista. Acá no encontrarán nada que no hayan escuchado, pero no deja de ser un álbum bien hecho y disfrutable.
Cadaver Putrefacto son: Juan Alejandro Gómez (Bajo), Leonel Grismado (Voz), Julio Rosales (Guitarra), Nicolás Wolf (Guitarra), Pablo Giangreco (Batería).