Pensées Nocturnes – «Douce Fange» (Les Acteurs de l’Ombre Productions, 2022)

Algo que me gusta de gran parte de las bandas francesas extremas, es que por lo general están del tomate. Estos enajenados de «pensamientos nocturnos» se formaron en 2008, y llevan con este, siete discos editados. Su música podría clasificarse como Avant-Garde Black Metal, aunque ya poco hay de Black, y mucho hay de delirio indescriptible. Lo cierto es que su propuesta se basa en ser como una banda de música de circo, pero salida de un hospital psiquiátrico del inframundo. El dueño de la carpa es Léon Harcore, quién se encarga de las voces principales y varios de los instrumentos. El suele contratar distintos payasos para sus actos en vivo y para las grabaciones de estudio. Algunos actúan de manera fija hace varios años y se encargan de grabar instrumentos como saxofones, trompetas, órganos o acordeones, y también instrumentos más clásicos como guitarras, bajos o Baterías.

Con la salida del sol canta el gallo, los actores del espectáculo se despiertan de mala gana tras una gran borrachera, y van afinando como pueden sus instrumentos de viento. El acordeón pone la onda y la batería marca el pulso desde un redoblante. Los rayos de luz trazan las líneas de la partitura en el polvo que vuela junto a las plumas de algún ave, que flotan y van poniendo las notas sobre estas. El maestro de ceremonias hace su entrada cantando como un gran tenor, hasta que su humor lo traiciona y cae en la demencia. Guitarras a trémolo picking nos recuerdan que esta gente viene del metal oscuro, y así pasamos del primer acto, «Viens tâter d’mon Carrousel», a la segunda pieza, «Quel sale Bourreau». Gritos y melodías insoportables nos ponen a prueba… ¿Seremos capaces de soportar este espectáculo? Unos saxos tratan de relajar la situación, pero todo sube y baja como en una montaña rusa. Los blast beats de batería dan paso a algunos pianos, y todo vuelve a enloquecer en «PN mais Costaud !». Los actos dejan espacio para las borracheras y los festines sangrientos a pura carne de cerdo, gato, o lo que sea que encuentren. Así llegarán a la sobremesa con cánticos autóctonos desde «Saignant et à Poing», y el siguiente «Charmant Charnier» les servirá para hacer la digestión.

«Le Tango du Vieuloniste», es un tango, sí, pero totalmente enfermizo, donde no faltarán los tenores tras los gritos desesperados. Donde los blast se fusionan (de alguna manera) con las guitarras y los acordeones. El quilombo y el griterío hacen sonar la alarma en «Fin Défunt». La batería se luce realmente, y va intercambiando patrones a medida que la locura avanza hasta el tema más largo del trabajo. «La Semaine Sanglante» va a ocupar unos diecisiete minutos y medio de un total de cincuenta retorcidos minutos.   

Llegamos al final con «Gnole, Torgnoles et Roubignoles» y el rimo no baja. No hay paz… esta gente está totalmente trastornada.   

Una obra atrevida y perturbadora, pero con un clima festivo. Tienen el talento para hacer todo muy gráfico. Se siente que con su música pintan imágenes. Son imágenes apestosas y desagradables, pero realmente se nota que lo han trabajado y pensado muy bien. No es fácil compararlo con otras bandas, aunque podríamos mencionar algunas con las que harían un buen equipo, como con la primera etapa de Diablo Swing Orchestra, Sigh, Mr. Bungle o el Sr. Kusturica, si lo maquillamos a lo Black Metal. El resultado de todo esto es esquizofrénico y vanguardista, con detalles de música clásica francesa, ritmos circenses, de cabaret, jazz, ópera, excéntrico y caótico, pero a la vez complejo y refinado. Imperdible para quienes disfrutan de espectáculos bizarros.