Pestilence – “Exitivm” (Agonia Records, 2021)

Desde los confines del Death Metal, al noroeste europeo, Patrizio Marco Giovanni Mameli viene infectando el mundo con su pestilencia. Distintos individuos han pasado y dejado su marca en distintos períodos del proyecto. Han evolucionado del Thrash al Death metal en los 80s, hasta volverse intrincadamente complejos en los 90s; desensamblándose a mitades de esa década, y volviéndose a unir unos catorce años después.

Durante el primer período nos dejaron cuatro increíbles registros, y cinco más en esta nueva era, con el reciente “Exitivm”, que paso a detallar desde una óptica muy personal.

El trabajo inicia con una introducción que nos mete en clima de futuro apocalíptico, y que se hace un tanto larga. Pero sirve para efecto sorpresa, porque “Morbvs Propagationem” actúa como descarga eléctrica y nos presta a recibir la cargada información que la música de Pestilence sabe inyectarnos. Riffs potentes y bien estructurados que fluyen, conectándose fácilmente entre sí. Estos nos irán llevando por un laberinto sideral, que tiene su base en un planeta liderado por una raza agonizante. La propagación comenzó, no hay dudas…

Las apuradas vocales de Mameli aportan un lindo detalle en “Deificvs”, con sintetizadores acompañando la demencia futurista en la que nos encontramos sumidos.

“Sempiternvs” se codifica en base a acordes de arrastre, como una maquinaria atascándose. Doble bombos desenganchan el problema y los engranajes giran a velocidades distintas dependiendo del tamaño, que irá siendo configurado a medida que lo requiera la canción. Así como también tendremos las ligaduras en las guitarras de “Internicionem”, yendo estas sobre otras velocidades más frenéticas, pero aún conservando el clima futurista.

En “Mortifervm”, los holandeses manejan unos ritmos exquisitos, aunque tanto toqueteo y prefabricación enfrían el producto final. Esto me hace querer volver a las épocas donde los humanos tocaban sus instrumentos sin que la tecnología se apodere tanto de ellos. Donde teníamos distintos colores, donde la música tenía diferentes personalidades… Donde los golpes de un baterista eran reconocibles, y no parecían programaciones hechas en la computadora. Este presente plastificado que cursa la música (no solo Pestilence, sino el 90% de las bandas de metal) ya me agobia. Y no digo que Pestilence sea igual a todo, porque no lo es. Si hay algo que tiene esta banda es su propia etiqueta, pero sería más única (al menos para mí) si no se aferrase al sonido frío y sintético de estos tiempos. Y ojo que también entiendo el concepto del álbum, que es lo único por lo cual estuve a punto de borrar lo que escribí recién. En fin… regresemos a la realidad de la matrix y olvidémonos de la pastilla roja. A cara de poker podremos disfrutar de los buenos trabajos de guitarras en piezas como “Dominatvi Svbmissa” o “Pericvlvm Externvm”. Cada cual con medios tempos, algo de velocidad y solos sobre el final con toques jazzyprogresivos.  

Los machaques pasan al frente en “Inficiat”. Trabado, entre lo groovy y lo técnico, Mameli va vomitando rugidos hasta dar con “Exitivm”, en el cual los patrones de batería se entrelazan con las guitarras y van tejiendo una red cibernética que te irá atrapando hasta sumergirte en su demencia.

“Immortvos” pone a trabajar los martillos que caen metódicamente y golpean fuerte en una pieza que tendrá también sus momentos entreverados. Las guitarras avanzan por una línea, los bajos se entrecruzan, sonidos siderales se apoderan del clima en un final que no tiene desperdicio. Y caemos en la cuenta de que esto se acaba, con un outro de desolación donde los pájaros carroñeros tendrán muchas más áreas para abastecerse.

Algo para destacar es que podemos distinguir fácilmente todos los instrumentos. La voz de Mameli se encuentra en excelente forma, inclusive me atrevo a decir que sus gritos aquí han alcanzado un nivel energético mayor. “Exitivm” se da como una continuación de “Testimony of the Ancients”, pero en otra línea de tiempo. Donde se abre una tangente alterna antes de “Spheres”. Esta nueva realidad se entrelaza también con el “Hadeon”, creando una máquina que avanza e infecta todo a su paso. Los nuevos genes de Joost van der Graaf (bajo), Rutger van Noordenburg (guitarra) y Michiel van der Plicht (batería) parecen haberse integrado bien con el ciber-humano Patrick, y dejan una puerta abierta a nuevas formas de evolución.