19 de Agosto de 2022, en The Other Place, C.A.B.A.
El brasileño Raphael saltó a la fama hace algunos años por poseer un timbre vocal muy parecido al de Bruce Dickinson. Poco tiempo tardaron en hacerse virales sus videos cantando los clásicos de la doncella, y era de esperar que en algún momento fuese llevado a los escenarios. De hecho, hoy se encuentra recorriendo gran parte de Latinoamérica en un Tour de celebración de los cuarenta años de “The Number of the Beast”. La fiesta (permítanme esa expresión) se daba a pocas cuadras de mi hogar, así es que salí sobre la hora, con el tiempo justito para arribar cerca de las 21:30 hs., no bien abría la banda local Domination. Lo suyo es una especie de Power Metal moderno, con mucho de Thrash groovero que, por momentos, nos puede hacer recordar a los alemanes Rage. Arrancaron con una formación de tres, y a mitad del show se les sumó otro guitarrista para compartir los solos y agregar dinamismo también desde los coros.
Los siguientes fueron los Powermetaleros Innerforce, quienes vienen adelantando temas de su inminente segundo disco. Con una formación ya afianzada y el guitarrista Francisco Perez Borchiero quedando a cargo de las voces, desplegaron su set de manera muy contundente, cerrando con el cover “Africa” de Toto, al cual ciertamente le faltó algo de ensayo. El recinto ya se encontraba bastante bien de asistentes para ese entonces, y se respiraba una total camaradería entre ambas bandas locales, algo que también se reflejaba en el público presente. Se notaba en las caras de la gente… todos estábamos ahí para pasarla bien.
Cerca de la medianoche comenzó a sonar “Doctor Doctor” de UFO, y la intro que daría pie para revolear el telón se uniría al frenesí de “Invaders”, el cual iniciaba el show en el orden de canciones que tantas veces habíamos escuchado durante nuestras vidas, en el inmejorable “The Number of the Beast” de 1982. Los movimientos de Raphael parecían calcados (al igual que su voz) a aquel joven Bruce Bruce, que se convertiría en el referente de varias generaciones como Bruce Dickinson. Con una casaca roja y una chaqueta de cuero, no hacía más que remitirnos a aquella época. Así fue desplegando, junto a su aceitada banda, clásico tras clásico del citado álbum. Sé que para la mayoría no todo el disco está conformado por clásicos (digamos entonces, un 80% de clásicos. Algo que hoy parece increible), pero salvando algunos picos de exaltación sobre los temas más tocados en vivo por la doncella, todo se vivió de manera bastante pareja. Habrán pasado cerca de cincuenta minutos, que es poco más de lo que dura el disco, con los cantitos, explicaciones o latiguillos de presentación de los temas, cuando realmente sentimos curiosidad por cómo continuaría el show, porque si el plato fuerte era recrear el numero de la bestia en su totalidad, y respetado a rajatabla, ya se habían gastado esa bala y nos la habían dado directo en el corazón.
Así que decidieron continuar con artellería aún más pesada para que todo siga en ascenso. ¿Se puede subir la vara después de haber escuchado una de las obras máximas de Iron Maiden enteras? Al parecer se las ingeniaron para que así fuera. No era de extrañar dentro de este segundo acto (de locura) que se despachen con clásicos inoxidables como “The Trooper”, “Aces High”, o “Fear of the Dark”, aunque uno que ya tanto tiempo lleva escuchándolos, los temas que realmente desea arengar son otros. Bueno… hubo canciones para conformarnos a todos, inclusive con tecladista invitada para los de “Seventh” o “Somewhere”. Pero también se dieron el lujo de tocar canciones más recientes como “The Writing on the Wall” de Senjutsu.
Fui solo, allí me encontré a un amigo (Seba “El Maiden”), pero salté, canté y me abracé a un montón de gente, como cuando el equipo de fútbol que uno sigue golea en la cancha. Así se vivió, y así es que este tipo de actuaciones tributo (bien hechas) derriban cualquier prejuicio.
Muchas gracias a NGD Press y Heresy Metal Media por la invitación.