Therion “Leviathan II” (Atomic Fire Records, 2022)

La bestia sigue rugiendo… Hace aproximadamente un año, Therion intentaba redimirse de una década soporífera. De las profundidades prometía levantarse como un Leviathan que intentaba mostrar poderío desde el número diecisiete. Entre otras cosas, este número simboliza el comienzo del camino hacia el despertar espiritual y la iluminación. Tal vez había llegado el tiempo de abrir los ojos para darse cuenta de que la cosa no iba bien, y que lo que la mayoría esperaba era que reaparezca ese tridente que tanto nos había marcado desde su etapa intermedia. Así fue que el Leviathan lo intentó, y estuvo cerca, pero el rugido se apagó al poco tiempo. La esperanza no se pierde porque, aunque sea, pudimos ver a la bestia asomar su cabeza. No nos conformamos, claro está, pero al menos sabemos que aún vive y que hoy ha vuelto a rugir. 

Leviathan II es el punto intermedio de una trilogía que amenaza ir en ascenso. Eso es lo que se percibe a simple vista (si es que no fijamos mucho los ojos en la horrible portada del collage-copy paste)… en fin. Esta segunda entrega empieza con muchos guiños hacia lo que todos extrañamos. Ritmos movidos, solos rockeros, orquestaciones y voces de varios colores, en un total de dos minutos y medio bajo el nombre de “Aeon of Maat”. La marca de la bestia está en los cellos, en la voz picante, y en un final abrupto que da paso a “Lithany of the Fallen”. Una canción mucho más fílmico/operística con las voces femeninas bien al frente, un solo de guitarra neoclásico y un final de baterías explosivas que nos abren las puertas a “Alchemy of the Soul”. Esta nos recordará un poco a la era Deggial/Secrets of the Runes, con una presencia principal de voces femeninas. Al igual que en la siguiente “Lunar Coloured Fiels”, la cual contiene bastante clima y algunos subidones que cortan un poco la atmósfera, justo antes de que la canción comience a aburrir. De hecho, se siente necesario agregar inmediatamente un tema directo y pegadizo, ahí es cuando aparece “Lucifuge Rofocale” para levantar un poco la cosa. Melodías arabescas, machaques y baterías poderosas dejan entrever algunos tímidos guturales entre las voces soprano, lo cual no solo genera contraste, sino que nos toma por sorpresa elevando nuestra esperanza.

Esto ya es un punto extra que se redondea, se pule y enaltece en “Marijin Min Nar” porque este es el Therion que nos gusta. Los arreglos, los estribillos, la onda… y que encima contiene unos solos del argentino Christian Vidal que nos harán sacar pecho. Luego de este temazo deciden bajar un cambio (pero no la calidad). “Hades and Elysium” suena realmente hermosa. La combinación de colores vocales de Thomas Vikström, Lori Lewis, Yuri Zaplanov y Taida Nazraic (que ya me había enamorado en el disco anterior) es sublime. Había escuchado por ahí que este disco se caía en el medio, y yo me pregunto si la persona que dijo eso realmente tenía en orden los temas (o los patitos). Tampoco encuentro que caiga en las siguientes “Midnight Star” o “Cavern Cold as Ice”, donde tenemos algo más de variedad, con cambios tajantes, voces más hard-poperas y melodías pegadizas. Tal vez “Codex Gigas” no aporte demasiado al total de la obra (aunque Thomas se canta todo) pero, aun así, la canción actúa de buen pasaje para otra de las gemas de esta nueva entrega de Christofer Johnsson y sus secuaces. Hay que ponerse de pie ante el rey de los demonios del viento “Pazuzu”. Una canción directa, efectiva, orquestada y dirigida a los amantes de la música del milenio pasado. Cargada de yeites y latiguillos, no solo al viejo Therion (como los solos o los coros), sino también al Hard-Rock ochentoso. Inclusive llevan esto más allá, agregando una versión bonus track del mismo tema, pero más apuntado al AOR, o así quieren mostrarlo, nombrándolo “Pazuzu (AOR Version)”. 

No vamos a decir que es el mejor disco de Therion, pero puedo afirmar que al menos sí lo es en mucho tiempo, hasta me atrevería a decir desde Sirius B. La primera entrega de Leviathan había generado expectativas y muchos afirmaban que Therion había vuelto. La verdad es que yo no lo sentí así. Aunque había mejorado enormemente con respecto a trabajos anteriores, a mí no me alcanzaba para afirmarlo tan fehacientemente. Esta vez creo que sí, y también me da grandes esperanzas para el final de la trilogía.