Estos suecos han venido subiendo escalones disco a disco. Después de aquel primigenio «The Horror» de 2009 decidieron dejar un poco de lado la propuesta extrema y fueron fusionándose con elementos más digeribles. Su tercer trabajo «The Children of the Night» fue el primero en lograr captar toda mi atención real (no solo la mía, con este disco comenzaron una nueva etapa llena de elogios a nivel mundial). Habían encontrado su rumbo, su sonido. Tribulation mostraba algo que los diferenciaba, tenían su marca. Visual y musicalmente ya eran únicos. El siguiente, y anterior al que hoy nos ocupa, «Down Below», había pulido su sonido pero mantenía eso que se había transformado en la esencia de la banda. Se habían despojado de toda la suciedad extrema de sus inicios, fundiéndose con lo gótico, lleno de guiños al new wave y a la música de los 70s. La carga de humedad y oscuridad encuentra su balance justo, enriquecida con melodías de guitarras y con la voz desgarrada de Johannes Andersson, que tal vez sea lo único que aún los mantiene ligados a » El Horror».
Luego de su ascendente evolución y acelerada cosecha de éxitos, nos encontramos en el punto complicado. Acá es donde el consumidor supone que han llegado al techo de innovación con el logrado equilibrio entre lo vanguardista, lo auténtico y noble, con lo comercial.
Algo nos hace pensar que ellos también pueden sentir esta presión, cosa que deducimos tras la repentina partida de uno de sus guitarristas y principales compositores (inclusive de este nuevo trabajo), el carismático Jonathan Hultén.
En este nuevo álbum no se la han jugado demasiado y prefirieron seguir por el camino sembrado, donde suponíamos que iban a ir, inclusive tranquilizando un poco más la propuesta, encerando y dándole más manos al pulido del sonido… Ni Daniel-San le podría sacar tanto brillo.
«In Remembrance» es encargado de abrir este quinto disco. Se trata de una canción tranquila, con ritmo llevadero y oscura, que logra un increscendo magistral con los arreglos de guitarra y los estribillos de Johannes. Sobre el final van poniéndole el moño a la canción para recordarnos quiénes son. Ahí es cuando entra «Hour of the Wolf», un tema bastante más hitero y bailable, comparable en sensación a otras obras de su anterior trabajo de 2018.
La oscuridad, los arpegios, los golpes de batería, las melodías, los delicados arreglos, toda la marca registrada de Tribulation continúa presente en el genial «Leviathans»; mientras que «Dirge of a Dying Soul» se dirige a las profundidades. El clima mortuorio se apodera hasta de la letra, que como un réquiem llena el espacio de angustia. Triste, melancólico y oscuro deambula cerca de la mitad de la placa para posar sus esqueléticas manos sobre un piano y darle forma a «Lethe». Tengo que hacerme del vinilo para escuchar como cierra el lado A con esta pieza instrumental, dejándonos el sonido de la púa mientras el disco termina de girar. ¿Cómo te levantás después de esto para darlo vuelta?… Tremendo.
Tomamos aire. Menos mal que «Daughter of the Djinn» nos reanima un poco. La batería nos quita la angustia a cachetazos, aunque tendremos partes para volver a caer y levantarnos a través de los solos de guitarra característicos de Tribulation.
«Elementals» continúa por el lado de su zona de confort. Más de su marca registrada que tanto nos hechizó.
Tenemos algo de mitología sumeria en «Inanna», donde obviamente vamos a pasar por el inframundo. La diosa nos conduce por un viaje, y nos muestra melodiosas guitarras que atraviesan los oscuros páramos, llevándonos al sacrificio en «Funeral Pyre». Otra característica obra de los suecos donde tendremos buen ritmo con armonías de guitarras y bases que pueden sonar clásicas del Heavy Metal más tradicional, fundiéndose en total oscuridad fantasmagórica. Otro punto altísimo dentro del álbum. De hecho, cuenta con un video de difusión muy bien logrado y más que recomendable para chequear de qué se trata todo esto.
Para cerrar tenemos «The Wilderness», que no solo redondea el concepto general del álbum, sino que engloba un poco más. Si alguna vez pensamos vagamente en la banda Ghost, aquí nos lo recordarán; si pensamos en Iron Maiden por algunos arreglos de guitarras, aquí nos lo recordarán. Si pensamos que esta banda logró darle una vuelta de rosca a la música oscura y pesada, es así. Tal vez esperábamos más sorpresa, ya que nos venían mal acostumbrando. Pero si dejamos de buscarle el pelo al huevo nos daremos cuenta de que han logrado otra obra fantástica, y que este «Where the Gloom Becomes Sound» no es más que la continuación de «Down Below», con todo lo bueno que eso conlleva.
Tribulation es: Johannes Andersson (Bajo y Voz), Adam Zaars (Guitarra), Oscar Leander (Batería) y Jonathan Hultén (Guitarra), reemplazado recientemente por Joseph Tholl.