1917 – “Cruel Dimensión” (Independiente, 2022)

Hace apenas un año atrás me encontraba reseñando el décimo disco de 1917. Desde la fecha hasta hoy, el inquieto Alejandro Nahuel Sabransky ha compuesto, grabado, mezclado, masterizado y editado el onceavo disco de Funeris, el séptimo de Bokrug, o el tercero de Dwimor (el cual también lanzó con un box limitado, conteniendo los tres trabajos discográficos de larga duración), entre otras cosas. Pero también le alcanzó el tiempo para el onceavo álbum de su proyecto principal (o más conocido), que es el que hoy nos ocupa. 

La portada (http://www.askweb.com.ar) me trae a la mente el último trabajo de Carcass. Sé que no se parece en nada al corazón de verduras, pero percibo un color vegetal enmascarando órganos y arterias. Sería como la inversa en alguna otra dimensión. Este C-D (Cruel Dimension) se nota algo más libre y relajado que el anterior, lo que me da pie para volver a citar a los ingleses dado que, en su álbum del año 2021, me transmitieron algo similar con algunas libertades compositivas que se habían tomado. Esto es algo intangible, y no aplica como comparación literal, ya que estoy hablando de sensaciones mías, no de influencias. Como sea… La “Obertura” en esta nueva entrega es totalmente climática. Una orquesta lúgubre nos lleva a la “Tragedia y ocaso”, donde los riffs comienzan a masticar (palabra que estará presente en un par de canciones) los primeros minutos de una placa que a estas alturas no debería deparar sorpresa, pero advertimos, y admitimos, que algunos detalles nos siguen sorprendiendo. Buenas métricas, machaques precisos, melodía y solos sentimentales amenazan a subir aún más la vara alta que había dejado su trabajo antecesor. El desenfreno se apodera de “Destellos de oscuridad” y “Nuevos confines” con un sonido cuidado, donde cada instrumento tiene su lugar, inclusive en las partes más climáticas. Todo el mix 1917 se agrupa en “Sin temerle al sepulcro”. Blast beats asesinos, machaques pegadizos y las vociferaciones características de Alejandro, se funden en cuatro minutos y medio que allanan el camino a la dupleta “Horrísonas” (Parte 1 y 2). El significado de esta palabra sería: que causa horror o molestia por su sonido. Sin embargo, no podría aplicar esto a la música puesto que, estas dos pistas, encierran momentos tan particulares como exquisitos. Vaivenes sonoros, misticismo, acentuaciones vocales, y hasta un solo de bajo de Mario Mansilla que terminará actuando como unificador en esta poesía oscura, ponen a este segmento dentro de los puntos interesantes de la placa. 

El Death Metal continúa su camino progresivo en “Imágenes lúgubres”, pasando por muchos cambios en sus métricas. El bajo y las guitarras se entrelazan de manera eficiente para contrastar con las partes más climáticas, generando una atención total sobre el oyente, que se desvanece un poco en la siguiente “En vano se harán más sabios”. Aquí dominan los tiempos tranquilos (que no lo son siempre) y las dicciones se vuelven algo simples y monótonas, generando una sensación de calma antes de la tormenta, que nos prepara para recibir el azote final con “Tronos y fosas”, el cual resume a grandes rasgos la estadía en esta Cruel Dimensión. Un disco que no difiere mucho de trabajos anteriores, pero se las ingenia para volver a entretenernos. Un punto a favor son los arreglos de las guitarras que, a pesar de no contar con un exacerbado virtuosismo tras los solos, calzan muy bien. Greg Mackintosh de Paradise Lost es un grande a citar en esto; un trabajador en virtud de la canción, que crea melodías increíbles sin la necesidad de utilizar escalas retorcidas, ni digitaciones ultra veloces. 1917 lo ha hecho de nuevo… nos ha entregado más metáforas para desentrañar en un disco con un total de cuarenta y tres prolijos minutos, bien logrado y con muy buen sonido; dejándonos una sensación de reinvención constante, aún sin salirse de la fórmula a la que nos tiene acostumbrados. 

1917 son: Alejandro Sabransky (Voces, Guitarras, Baterías programadas) y Mario Mansilla (Bajo).