Desconocía a esta banda de Seattle, formada en el año 2014. Algunos de sus miembros pueden sonarnos familiares. No mucho, pero por ejemplo el bajista Ben Bennett ha pasado por las filas de Warbringer o Bonded by Blood, mientras que el baterista Jeremy Salvo ofició como sesionista para Drawn and Quartered y otras tantas. La formación se completa con Tyler Splurgis en guitarra y voz principal, más Woody Adler en guitarra y voz. Los cuatro llevan grabados con Xoth un total de tres discos de larga duración y un EP.
Si la portada de Shindy Reehal (que me recordó a la última de Avernal, de una manera más futurista) llamó también su atención, y no conocían a esta banda, tal vez es momento de que lo hagan. Yo les voy a describir mi experiencia, y ustedes después dirán si exageré o me quedé corto…
No hay que esperar mucho para entender que este trabajo está muy bien producido. Al instante percibiremos un audio moderno y bien contenido dentro de los estándares actuales. Ni crudo, ni muy plástico, donde sobresale el brillo y el rango medio que se requiere para que obras tan cargadas de musicalidad no se sientan empastadas. Tiran toda la carne al asador en “Reptilian Bloodsport”. Progresiones matemáticamente encastradas, solos a granel, un bajo que destaca, una batería bien trabajada, algún detalle de sintetizador y voces agresivas legibles con momentos cuasi actorales, aportan originalidad al combo.
La musicalidad se dispara desde las guitarras en “Manuscript of Madness”, y da la sensación de que le están haciendo un guiño a King Diamond cuando todo comienza a tornarse más extremo. El foco siempre se mantiene apuntando al concepto musical técnico con letras de ciencia ficción; un claro ejemplo es la pista siguiente “Sporecraft Zero”. Historias cósmicas evolutivas y esporas fagocitantes me recuerdan a la película Prometeo del año 2012, y aunque la música tome formas armónicas que no encajan en el concepto del film, de alguna manera logra transportarse a esos planos.
Temas como “The Parasitic Orchestra” pueden sentirse más directos, pero sin perder el virtuosismo técnico. Ahí es cuando percibe que algo están tramando, y aparecen solos de guitarra de un minuto sin un milisegundo de desperdicio. Un deleite cósmico que continúa y va mutando a formas que contienen algún gen del Power Metal en “Saga of the Blade” o “Reflective Nemesis”. La batería blastea, el bajo salta, las voces nos escupen a la cara y las guitarras no paran de tirar melodías. Xoth es una demostración de musicalidad que no aburre. Se mueve, se transforma y ataca sin perder energía. “Battlesphere” se ubica anteúltima en la placa; un lugar en que muchas bandas suelen poner sus temas menos llamativos, pero este no es el caso, ya que la sorpresa y la calidad compositiva parecen no tener fin en esta obra. Los temas tienen una duración de cuatro minutos y veinte segundos a cinco minutos y medio, que es lo que dura el último track “Map to the Stars, Monument to the Ancients”. Y si tiene algunos segundos de más que el tema promedio de la placa es porque aún tienen cosas que mostrarnos.
Exogalactic, es un trabajo que tranquilamente podríamos escuchar de modo aleatorio porque todos los temas son parejos entre sí, y porque a pesar de llevar un hilo conductor que hace que ninguna pieza desentone, también logran sentirse con carácter individual. Lo que prevalece a grandes rasgos, si tenemos que etiquetar a este trabajo dentro de un género musical, sería el Death Metal técnico. Pero no podemos dejar de nombrar otros matices que colorean fuertemente este trabajo, como lo son el Death melódico, e inclusive el Heavy clásico, el Thrash o el Power Metal.
El año se va terminando, y esta obra debería tenerse en cuenta al momento de citar a las diez placas más destacables de la música extrema de este 2023.