Bruce Dickinson “The Mandrake Project” (BMG, 2024)

¿Es posible criticar a un músico como Bruce Dickinson? ¿Quién es uno para hacerlo? ¿Qué logros tenemos, cuántos discos grabamos o vendimos? Sin embargo, si la segunda o tercera parte de una película nos parece mala estamos habilitados. Podemos criticar a un presidente o a un político, eso sí. ¿Pero quién de nosotros estudió economía o está en la política para poder criticar a un político? ¿No podés criticar a un músico si no sos músico, pero sí a un político si no sos político? Si una Coca-Cola te viene sin gas bancátela. ¿Cuántas fórmulas como la Coca-Cola inventaste vos para criticar si a la Coca le falta o no le falta gas? Y así podemos seguir con lo que se nos ocurra. “¿Quién nos creemos que somos?” se leía en algún viejo disco (de una banda que lo ha influenciado a él hasta hoy). ¿Eso aplica para todos?… Siempre habrá una mayoría de gente que odie la pizza con ananá, y un puñado que la disfrute, porque por suerte somos distintos. Bruce Dickinson es y será un distinto, un único. ¿Quién no quisiera vivir su vida, aunque sea por un rato? ¿Y quién quisiera vivir la nuestra? No hay que sacar promedios sobre esto, claro está, no tenemos chance.  

Lejos quedaron sus años de juventud, ponerse a comparar su voz de hoy con la de aquellos tiempos sería algo tonto. Es cierto que ya no canta como antes, pero no olvidemos que tiene 65 años, ni que se pasó casi toda su vida gritando, y no olvidemos que hasta venció el cáncer. Todo esto no es un escudo de defensa, es la realidad.  

Pasemos a hablar un poco del nuevo proyecto (The Mandrake Project), su demorado séptimo hijo. El primer corte de difusión fue “Afterglow of Ragnarok”. Voy a admitir que mis expectativas eran altas y solo se cumplieron en partes. Mucho de ese primer tema me gustó. Buenos riffs, coros pegadizos, buen clima y la voz de Bruce en un punto justo. Aunque también voy a admitir que tuve que rebobinar algunas partes y ponerle mucho oído para poder determinar si había algunos destiempos, o solo era un producto de mi imaginación. No había manera de que se les escape algo así ¿o sí? Algunos detalles se les han escapado a los mismísimos Iron Maiden, ¿por qué no se pueden escapar acá? ¿Por qué en esta era eso ya no ocurre?

Las dudas estaban sembradas, y los discos tan demorados (sin comparar con Chinese Democracy) pueden sembrar dudas. ¿Por qué se tardaron tanto, si hace tiempo se sabe que este disco estaba siendo grabado? ¿La recuperación, la pandemia, los últimos dos discos de Maiden, las giras? ¿O habría algo malo en la grabación? Cantidades de preguntas como estas nos hemos hecho mientras llegaba el segundo corte (y tercer tema del álbum) “Rain on the Graves”, con un video tan bizarro que solo generaba más incertidumbre. Pero al fin salió el trabajo entero, y pudimos escuchar el tema que dejaron en medio de estos dos, “Many Doors to Hell”, con su redoblante seco al frente y mucho de lo que Bruce supo mostrar en toda su carrera solista. Cancionero, climático y lleno de capas sónicas que lo separan bastante de canciones como “Resurrection Men”. Aquí su onda lejano oeste nos recordará que los Maiden en “The Writing On The Wall” de Senjutsu, se habían animado a sumar esos matices. No es que se parezca, para nada, es solo una sensación, ya que esta canción de Bruce es bastante más pesada y contiene algunos grooves que jamás encajarían en Iron Maiden. Apoyo esos atrevimientos, ya que para lo demás existe la banda de Harris.  

“Fingers in the Wounds” oficia de powerbalad con tonos vocales que van de clásicos a roncos, entre detalles musicales de medio oriente bastante interesantes. Lo que no me resulta tan interesante es volver a escuchar “Eternity Has Failed”, canción capturada por Steve Harris para el disco The Book of Souls del año 2015. Es cierto que estamos hablando de la composición original y que contiene varios detalles distintos, pero ¿cuál era la necesidad de que este tema aparezca en el disco? En mi planeta estos temas surten más efecto si se los ubica en un B-Side o en alguna edición especial. Y ya sé que no es la primera vez que ocurre algo similar o a la inversa. En fin, tampoco es lo único que suena a relleno en el trabajo, ya que la siguiente “Mistress of Mercy” amaga a ser una continuación de “Freak” (de Accident of Birth, de 1997). Dejando una sensación de que, si no hubiesen reciclado algunas cosas, la pieza hubiese tenido su peso propio. Pero como no fue así tenderemos a comparar, y ya sabemos cuál va a perder.  

La balada “Face in the Mirror” también nos recordará al Book of Souls (Empire of the Clouds) por el piano y algunos acentos de Bruce, aunque tenga su propio dinamismo y el primer solo de guitarra grabado alguna vez por el cantante. De lento pasamos a bajón con “Shadow of the Gods”. Un comienzo lacrimógeno que va logrando un increscendo magistral nos hace entender que cuando el británico se toma sus tiempos para que la canción explote es por algo. Voces que van y vienen nos preparan para el rugir de las guitarras en un tempo marcado a puro peso, que nos llevará a los casi diez minutos finales de “Sonata (Immortal Beloved)”. Y aunque otra vez tengamos el clima denso (y las alusiones a trabajos anteriores) notaremos que es aquí donde Bruce brilla, y donde podemos linkear la referencia a lo que esperábamos (al menos yo) con un título como The Mandrake Project. Porque si incluimos la palabra “Proyecto” y le sumamos los colores de la portada, etc. intuiremos que esto debería ser algo medio conceptual, o al menos que tendrá su lado épico o fílmico, y todo eso ocurre en canciones como esta última.

Sin dudas esta obra dividirá aguas, sin dudas no contiene la energía o el golpe que contenían trabajos como “Accident of Birth” o “The Chemical Wedding”. Esto es otra cosa, aunque encripte muchas cosas. He citado todo lo que a mi entender podría considerar como incongruencia, o bien puedo no haber entendido. Este trabajo tal vez necesita muchas escuchas para ser entendido. Lo que sí puedo afirmar es que tiene momentos realmente sublimes, y que estos dos (Bruce y Roy Z) son músicos enormes (sin desmerecer al guitarrista Chris Declercq, al tecladista Giuseppe Iampieri o al baterista Dave Moreno).